«La licenciatura de la felicidad se consigue en la escuela de la vida»
«Nací hace 49 años en el universo, aunque mi cuerpo nació en Cáceres. Con dos años de edad cogí 2,50 pesetas, compré 50 chupa-chups y los repartí entre los niños y los perros, porque quería ver a todos contentos. Eso es algo que tengo grabado, y creo que de ahí me viene mi disposición a hacer feliz a la gente». Esta es la presentación que hace de sí mismo Bharat Martín, de la Escuela de la Risa Inteligente.
Iñaki VIGOR |
A partir de mañana se desarrollará en Iruñea un taller de risoterapia, con seis sesiones de tres horas cada una, que se celebrará todos los jueves hasta el 14 de junio. Este taller ha sido organizado por el Ayuntamiento y será impartido por profesores de la Escuela de la Risa Inteligente, de Tolosa. Uno de los profesores de este centro es Bharat Martín, quien nos recibe entre risas y nos despide con el deseo de que seamos felices.
¿Cómo definiría la risa?
La risa sana es una expresión de nuestro corazón, una expresión de que todo va bien. Hay risas que vienen desde el amor y otras que vienen desde el temor. Estas últimas son cerradas, huecas, falsas, fingidas, tímidas, histéricas, odiosas. Pero hay otras risas abiertas, divertidas, contagiosas, amistosas, que salen de dentro. Con la risa sana, natural, nos sentimos bien, aceptamos al otro, jugamos, disfrutamos de la vida. Existe una gran diferencia entre estos dos tipos de risa, no sólo para los demás, sino sobre todo para uno mismo. Hay quienes quieren engañar a los demás con una risa, y lo que no saben es que se están engañando a sí mismos. La risa que sale desde adentro, desde uno mismo, tiene numerosos beneficios.
¿Los puede detallar?
Cuando nos reímos, las articulaciones de la columna vertebral se estiran, y lo mismo ocurre con las cervicales, justo donde acumulamos las tensiones. Los ojos se inundan de lágrimas; ese baño lubrica la vista y la agudiza. Nuestra capacidad pulmonar mejora. Expulsamos toxinas activando el sistema linfático, mejorando los procesos renales y evitando el estreñimiento. Nuestro corazón trabaja a fondo y mejora su función. Se oxigenan las células, se estimula la circulación sanguínea...
Entonces, la risa es algo serio.
Por supuesto. Las autoridades sanitarias deberían advertir lo perjudicial que es la seriedad para la salud.
Hay quien sostiene que la risa es un misterio para la ciencia.
Hace miles de años ya existían templos de la risa, en los cuales los médicos de entonces eran científicos que experimentaban con las personas y la risa. Ultimamente se están descubriendo, a través de la ciencia, no sólo los grandes beneficios que tiene a nivel físico, mental y emocional, sino también a nivel social. Cuanto más se ríen las personas de una empresa, de un grupo, de una asociación... mejor funciona la comunicación, la creatividad y las relaciones humanas. Hay clínicas a las que la gente acude a curarse enfermedades por medio de la risa.
Cuando nos reímos liberamos endorfina, la hormona de la felicidad. ¿Está ahí la clave?
La risa no sólo libera endorfina, sino también otras hormonas, como la serotonina y la dopamina, que tranquilizan a la persona, al mismo tiempo que le da valor y fuerza. Además, libera cortisol, que es la hormona del estrés. Un cierto grado de tensión es bueno, pero no mucho. Esta hormona se libera a través de la risa y activa las endorfinas, que nos hacen estar en un estado de felicidad, de paz. Se ha comprobado científicamente que tres minutos de risa a carcajada limpia equivalen a 45 minutos de aerobic. A veces, después de algunas sesiones la gente tiene incluso agujetas, porque a través de la risa se mueven 400 músculos de todo el cuerpo.
Los niños ríen mucho más que los adultos. ¿Perdemos la capacidad de reírnos conforme nos vamos haciendo mayores?
El ser adulto suele reír entre cinco y diez veces al día, mientras que el niño lo hace entre 200 y 300 veces. Esto está cambiando algo, en parte gracias a la risoterapia. Los niños no tienen sentido del ridículo. Lo primero que nosotros hacemos al empezar una charla o un taller es quitar el sentido del ridículo. Normalmente, estamos siempre pendientes del qué dirán los demás, qué estarán pensando de nosotros si nos reímos. Parece que está prohibido reírse. Al niño la sale la risa espontánea y no tiene pudor para expresarla tal cual. En algunas empresas crean una especie de juego mientras están trabajando, para quitar el sentido del ridículo, y con esa sonrisa se trabaja mucho mejor.
¿Por qué unas personas se ríen con gran facilidad y a otras les cuesta muchísimo?
Hay personas que, por su propia naturaleza, están sonrientes desde la mañana, mientras que otras están todo el día serias, y creemos que es porque tienen bloqueos emocionales o mentales. Nosotros tratamos de transmitirles que escuchen más a su interior y que recuperen la alegría interior y la sonrisa que tenían de niño.
¿Existen diferencias entre hombres y mujeres? ¿Quién se ríe más y mejor?
Entre los adultos, se ríe más la mujer. Las mujeres le ven más el lado positivo a las cosas de la vida, tienen más sentido del humor. Hace veinte años, a raíz de una gran depresión mía, mi mujer, Cheli Martínez, me hizo ver el lado bueno que tiene cada cosa. A partir de ahí se puso en marcha esta Escuela de la Risa Inteligente. Yo he tenido la gran suerte de estar con esta gran maestra, a la que conozco desde hace 31 años. Es increíble cómo le da la vuelta a todo y le busca el lado humorístico a cualquier situación. A raíz de aquella gran depresión, empecé a investigar en este mundo de las terapias. Primero con la alimentación, luego con artes marciales, yoga, meditación , risoterapia y abrazoterapia, es decir, el contacto físico y la relación afectiva entre los seres humanos. El poder de la risa lo conocí hace veinte años, a través de un artículo que se titulaba «La risa: estallido de felicidad».
¿Cree que es bueno reírse de uno mismo?
Por supuesto. Una de las técnicas que proponemos es colocarte por la mañana frente al espejo, levantar los dedos índices de cada mano, ponerlos en la comisura de los labios, levantarlos y sacarte la lengua mientras te miras al espejo. Se trata de mirarte y reírte de ti mismo, pensar lo absurdo que es estar enfadado o de mal humor.
¿Y de los demás?
Mejor que reírse de los demás es reírse con los demás. Si te tropiezas y te caes, todo el mundo se ríe, menos tú. Pero al cabo de un tiempo, esa pequeña tragedia se convierte en comedia, y tú también te vas a reír cuando recuerdes o comentes cómo te caíste. Ahora nos solemos reír de cosas que nos sucedían hace diez años, aunque entonces no nos hiciera ninguna gracia.
¿Qué dice la risa de nosotros mismos?
La cara de una persona dice mucho de su interior. Una persona risueña, alegre, que tiene una sonrisa ya de por sí natural, está hablando mucho de cómo es en su vida cotidiana. Sin embargo, una persona con la cara larga, triste, nos dice que su vida también es así. Donde hay una persona sonriente, que transmite la sonrisa a los demás, el grupo o la empresa funciona mejor. Cuando estás al lado de personas, te sientes bien con unas y mal con otras, aunque no las conozcas, y eso es porque irradian unas vibraciones que las captan los demás. Las personas más risueñas y abiertas son más atrayentes.
Ja, je, ji, jo, ju. ¿Dice algo de nosotros el tipo de vocal que utilizamos al reírnos?
Nosotros trabajamos este aspecto en la Escuela de la Risa Inteligente, en función de la necesidad biológica de cada persona. Por ejemplo, reírse con la «ja», que se sitúa en la parte de las caderas, de las ingles, tiene que ver más con la sexualidad y la liberación. La «ji» tiene que ver más con la comunicación, que es la zona de la garganta. Cada persona ríe en función de las necesidades que tiene.
¿La sonrisa tiene los mismos beneficios que la risa?
Nosotros solemos diferenciar entre sonrisa, risa y carcajada. La sonrisa sería como el hijo, que es una expresión que viene a decir que todo está bien. La risa sería la madre de la sonrisa, cuando lo exteriorizas más, y la carcajada sería el padre, que es cuando ya no puedes más y te sale lo que nosotros llamamos la expresión del gozo divino. En ese momento ya no tienes perjuicios de si te miran o del que dirán. Simplemente, te sale.
¿Dónde tenemos localizado el hueso de la risa?
Nosotros solemos trabajar con los nudillos de las manos en la parte media de la espalda. Te da una especie de pinchazo y te entra una risa que no hay quien pare. Pero sólo suele funcionar con una o dos de cada diez personas, porque a unas les sale más fácil que a otras. A quienes les tocas el hueso o el tendón de la risa les entran unas carcajadas que no pueden más.
Además de gelotólogo, profesor de yoga y meditación, terapeuta de grupos, técnico en prevención y tratamiento del estrés y «clown», usted es licenciado en felicidad. ¿Dónde se consigue esta licenciatura?
Se consigue en la escuela de la vida. La felicidad es algo que se lleva dentro, y la escuela de la vida es la que te da esa licenciatura. Se trata de una carrera que no tiene años, sino que cuenta tu actitud y el bien hacer, el querer transformarte. Es un aprendizaje constante. La clave está en sorprenderse jugando con el juego de la vida y disfrutar con la vida tal y como es. La felicidad es la gratitud por haber despertado esta mañana, por haber visto la luz del Sol, por haber sentido una caricia, por haber oído tu voz... Esta es la actitud que crea la risa y que nos da la felicidad.
¿Qué tipo de personas suelen asistir a los cursos y talleres de la Escuela de la Risa Inteligente?
Esta Escuela está dividida en tres partes. Por un lado, trabajamos con ayuntamientos, asociaciones, grupos, enfermos de alzheimer, parkinson, huesos... Es decir, nos contratan para atender a ciertos colectivos. Por otro lado, están las personas «más sanas», que suelen acudir a cursos de fin de semana y puentes festivos. El 80-90% de las personas que vienen a estos cursos son mujeres con edades entre 30 y 45 años, con hijos, que quieren ese espacio para sí mismas. A esos cursos acude gente de todo tipo. Por último, formamos monitores, tanto aquí como en otros lugares del Estado español. La Escuela está en Tolosa y casi todos los profesores son euskaldunes, pero también formamos monitores que trabajan en otros lugares de fuera de Euskal Herria.
¿Recurren a los chistes para hacer reír?
Es increíble, pero en esta escuela no contamos chistes. Lo que sí hacemos es enseñar a reír. No hay nada más fácil que reír. Sin embargo, para que la risa sea efectiva y el cuerpo ponga a funcionar esos 400 músculos, no es suficiente la media sonrisa o la sonrisa falsa. La carcajada ha de ser sincera, la tenemos que notar en el estómago. No hacen falta motivos para reírse. Con un poco de técnica y algo de ensayo, cada persona podrá reírse cuanto quiera.
El contestador automático del teléfono de la Escuela de la Risa Inteligente finaliza con un deseo poco habitual: «Que seas feliz».
Es el deseo que transmitimos en la Escuela, pero es una fórmula que no sólo se utiliza aquí. Creo que es un deseo cada vez más habitual, sobre todo en informativos, en otros programas de televisión, en libros... Al terminar una conversación, yo siempre te desearé que seas feliz, que disfrutes de la vida. Es una fórmula que cambia la actitud del otro, del que te escucha. Aunque siempre hay alguno que te responde: «Cuando acabe de trabajar, entonces seré feliz». Pero bueno, son los menos. I.V.
«Con la risa sana, natural, nos sentimos bien, aceptamos al otro, jugamos, disfrutamos de la vida»
«Las articulaciones de la columna vertebral se estiran, y también las cervicales, justo donde acumulamos tensiones»
«Cuanto más se ríen las personas de una empresa, mejor funciona la comunicación, la creatividad y las relaciones»
«El adulto suele reír entre 5 y 10 veces al día, mientras que el niño lo hace entre 200 y 300 veces. El niño no tiene pudor para expresarla»