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El sombrío y descarnado «Imperium" de La Fura dels Baus ve la luz en Pekín

Pekín acogió ayer el estreno mundial del último espectáculo de La Fura dels Baus, «Imperium", un descarnado engranaje entre actrices, proyecciones, música y maquinaria sobre la violencia del poder.

GARA | PEKÍN

Desconcertados y desasosegados, unos 350 espectadores formaron parte del espectáculo «Imperium», uno de los puntos álgidos del Año de España en China, moviéndose al compás de las ocho actrices y una pirámide truncada de cinco metros de altura que se rompe y se une creando un singular y opresor espacio escénico.

Arranca «Imperium» con varias mochilas-bomba que estallan de repente, ante la perplejidad de los espectadores que se ven sumidos en una vorágine de violencia, espejo de una realidad cercana que, no obstante, hunde sus raíces en la historia de la humanidad.

Si ese inicio podría costarle al montaje la censura en EEUU, en China las autoridades se mostraron más preocupadas por el desnudo de las actrices en los compases finales, que hubo de ser sustituido por unas sugerentes mallas de color carne.

«Si se hubieran desnudado esa parte de la obra habría tenido probablemente más fuerza», dijo a Efe Zhou Boyu, una estudiante, quien aludió a los conceptos de «miedo» y «poder» para resumir el contenido del espectáculo. En cinco actos, «Miedo», «Arengas», «Domesticación», «Conversión» y «Todas Muertas», las ocho actrices que componen el elenco, exclusivamente femenino por primera vez en la historia de La Fura, representan el particular Hades del hombre en la Tierra.

El pánico, creado por el miedo, a la diversidad en este caso, desemboca en una busca desesperada de la seguridad que, finalmente, lleva al encumbramiento de líderes que implantan un modelo de dominio que sólo puede rematar en la muerte. Visualmente agresivo, con ciertas reminiscencias de oscurantismo medieval, el espectáculo hace buen uso del generoso espacio, una factoría diseñada por el movimiento alemán de la Bauhaus en la década de 1950 de 20 por 30 metros de largo y 6 metros de alto.

Cómo iban a reaccionar los espectadores chinos a la invasión íntima de su espacio y al diálogo que siempre propone La Fura eran dos de las grandes incógnitas para sus creadores, Jürgen Müller y Lluís Fusté. «Todo depende de cómo se mueve el público, somos los pastores que movemos el rebaño», explicó a Efe Diana Kerbelis, una de las actrices, que se mostró satisfecha con la implicación del público pequinés y, también, con que no se produjeran accidentes. A esa movilidad se refirió otra espectadora, Xie Tiangxue, quien resaltó la gran diferencia que supone con el teatro chino, incluso con el más vanguardista, el hecho de que el público sea «obligado» a moverse.

Tampoco fue un hándicap que el reducido texto que tiene la obra se dijese en español, pues no en vano en «Imperium» predomina la dramaturgia rítmica sobre la narrativa, en una recuperación del más puro lenguaje «furero». Eso sí, el que el público no entendiera frases como «Cortemos los hilos que nos manejan» ayudó quizás a relajar a las autoridades. «Representa el conflicto del ser humano. Y también la lucha por el poder y la naturaleza humana. Siempre queremos más de lo que tenemos. Es un fenómeno que existe en todo el mundo», resumió a Efe otro espectador. Dice La Fura que «Imperium» es una invitación a pensar al revés, a ir en contra, a desorientarse, a no comprarlo todo.

Ficha

Título: «Imperium»

Creadores: Jürgen Müller y Lluís Fusté

Producción: La Fura dels Baus, Ministerio de Cultura español, Sociedad Estatal para la Acción Cultural, Instituto Catalán de Industrias Culturales y Festival Grec de Barcelona.

Presupuesto: 600.000 euros.

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