Las organizaciones sindicales de todo el mundo conmemoraron ayer el Primero de Mayo. Desde La Habana, hacia donde dirigían su mirada los medios de comunicación del Planeta para ver si se confirmaban los rumores sobre la presencia de Fidel Castro, aunque sin querer prestar la menor atención a la multitud que una vez más defendía su derecho a eligir su propio modelo de organización sin ser castigados por ello; hasta Turquía, donde al menos 900 personas fueron detenidas en las movilizaciones celebradas a lo largo de la jornada... los trabajadores y trabajadoras de todo el mundo utilizaron esta jornada de movilización para reclamar unas condiciones de trabajo más dignas. Poniendo así en práctica la máxima de que para conseguir el objetivo de construir un mundo diferente, es necesario empezar a trabajar desde lo local.

Así, en Euskal Herria, miles de trabajadores participaron de ese mismo movimiento, en un gran número de movilizaciones en las que las fuerzas sindicales aparecieron por separado. Mensajes, lemas y movilizaciones diferenciados, pero en torno a dos temas centrales que protagonizaron este Primero de Mayo en Euskal Herria: la denuncia de la precariedad en el empleo y la demanda de paz. Dos preocupaciones que en la actualidad están centrando en gran medida las preocupaciones y los esfuerzos de gran parte de la sociedad vasca.

La alta siniestralidad laboral, la abrumadora mayoría de contrataciones en precario, la situación de evidente desigualdad de las mujeres y los más jóvenes en el mercado laboral, la negación de derechos laborales y sindicales a la cada vez mayor población inmigrante... son temas que necesitan ser abordados con grandes dosis de combatividad y compromiso por las organizaciones que se definen como defensoras de los trabajadores. Además de un movimiento obrero fuerte y capaz de luchar por sus derechos, la clase trabajadora de Euskal Herria abordaría con mayores garantías la mejora de sus condiciones laborales y sociales si contara con unas instituciones públicas dispuestas a posibilitar avances, a luchar en su favor en el difícil espacio de la globalización neoliberal; y por supuesto, si de una vez se establecieran las condiciones políticas que posibilitaran volcar los esfuerzos en la mejora de las condiciones de vida de la mayoría de la población.