El presidente de la República Bolivariana de Venezuela ha anunciado que su país abandonará el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial; una importante decisión con la que Hugo Chávez da carpetazo a «un ciclo histórico de endeudamiento» iniciado en 1989 por el ex presidente Carlos Andrés Pérez, a la vez que da un paso más en la configuración de un proyecto propio para los países del Sur, y más en concreto para Latinoamérica.

Cuando Hugo Chávez llegó a la presidencia de Venezuela por primera vez, el país tenía una deuda acumulada con los dos organismos internacionales de los que ahora se despide de 3.300 millones de dólares. Eso fue en 1998. No han pasado diez años, y Venezuela no sólo espera cerrar en positivo sus cuentas con el BM y el FMI, sino que está embarcada en el Banco del Sur, una entidad de crédito para cuya creación se comprometió el pasado mes de febrero con el presidente argentino Néstor Kirchner, y con la que quieren dejar de financiar el desarrollo del Norte y poner sus recursos al servicio de los países empobrecidos por las condiciones abusivas de los créditos de las máximas organizaciones financieras a nivel internacional.

Pero el anuncio de Chávez no es un hecho aislado, sino un importante eslabón más en la cadena de pasos que viene dando hacia la configuración del proyecto bolivariano. Este fin de semana, con motivo de la reunión de la cumbre de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), el presidente venezolano garantizaba al resto de países miembros el suministro de energía, poniendo así «el petróleo al servicio del desarrollo y la felicidad de nuestros pueblos». De hecho, Chávez ha proclamado en más de una ocasión que su proyecto para Latinoamérica tiene un objetivo prioritario que es la mejora de sus pueblos, y los pasos que se han dado en Nicaragua o en Bolivia, por ejemplo, en materia de educación y sanidad respaldan rotundamente sus palabras.

La decisión de abandonar las dos organizaciones internacionales tiene un gran valor político, por lo que supone de rechazo efectivo a la política internacional dirigida por EEUU y porque demuestra que los proyectos puestos en marcha por Venezuela constituyen una alternativa seria a la situación de dependencia. Y tiene, sin duda, un gran atractivo para los países que han resultado empobrecidos por las políticas desarrolladas a través de FMI y BM.