Irantzu Varela 2007/5/4. DEIA
Derechos como velos
(...) Están los palcos del buengentismo llenos de quienes aseguran no tener nada en contra de las personas inmigrantes, siempre que se integren, entendiendo la integración como la renuncia a sus usos culturales y a sus hábitos de vida, especialmente aquellos que no compartamos. Siempre que hablen bien nuestro idioma, se vistan de Zara y santifiquen los domingos y fiestas de guardar -sin hacer mucho ruido-, aceptaremos su presencia sin más desconfianza que la necesaria, una vez superado un prudente periodo de prueba.
Pero que no se les ocurra practicar otra religión, abiertamente y sin disimulo, infieles fundamentalistas de la segunda reconquista; vestir como en su tierra natal, horteras embutidas en vaqueros diminutos para sus orondos culos o estrafalarias reinonas de ébano desentonando entre nuestra proverbial mesura en el vestir; escuchar la música con la que crecieron, interfiriendo nuestros patios con sus canciones de gueto, o cocinar exuberantes recetas familiares, contaminando nuestra carne con especias sospechosas, envolviéndonos en olores alarmantes y llenándonos los platos con quién sabe qué felinos.
Y a mí, pretender que la gente tenga que renunciar a la forma en que ha aprendido a vivir, para poder hacerlo entre nosotros, me parece una forma de intolerancia de las peores, porque está disfrazada de acogida. (...)
(...) La única elección que nos queda es asumir que cualquier cultura se construyó de la interacción de muchas otras y entender que de las mezclas salen siempre los resultados más interesantes. (...)