Andreu Martínez es un joven guitarrista catalán cuyo discurso recorre toda la moderna música afroamericana asentado sobre la sólida base del blues. Con su banda paralela, Mr. Hurricane, aún más volcada hacia este género, actuó en el club a finales del pasado año, dejando ya entonces una grata impresión. Su personal «Project», con el que ha publicado dos discos («Live at the XI International Jazz Festival Lleida» y «Fast food»), recoge inquietudes múltiples, más imbuidas por el poderoso influjo del jazz, que este músico autodidacta, auténtico rompeolas sonoro, expresa en el bien integrado cúmulo de influencias que constituye su amplio acerbo musical.

El primer pase del concierto fue una fehaciente demostración de poderes: abundaron los guitarreos épicos, usando acertadamente el pedal de efectos, en la más pura estética hendrixiana, alternados con incursiones funky o rythm and blues. Y aunque en la segunda parte se hizo más evidente la presencia del jazz, también creímos escuchar por momentos al trío de Jeff Beck o al Gary Moore más genuino. Pero, sin duda, la sorpresa fue «Mistress Swing», composición enciclopédica e imprevisible, que evolucionó desde un clímax preñado de violencia rockera a una improvisación netamente jazzy. Aquí Pere Foved (quien pronto grabará su primer disco como líder) demostró ser un batería versátil como pocos, capaz de pasar en el espacio de un break, con admirable pulso, de los ritmos binarios del rock a la polirritmia generalizada del jazz.

A continuación, el «Straight no chaser» de Monk, engarzado en un tema funky, nos brindó una insospechada puesta al día de las ideas del genial pianista bop que, probablemente, a él, adicto como era a acordes novedosos y armonizaciones insospechadas, le hubiera satisfecho. De ahí al final, se produjo el consabido entusiasmo del público.

Por último, hay que citar a Jordi Franco, al bajo: eficaz soporte rítmico para un concierto que fue una celebración de todos los ritmos derivados del blues, tan resultón como gratificante.