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CRíTICA cine

«¡Esto es ritmo!» Libertad de movimiento

Koldo LANDALUZE

Proyectos como «¡Esto es ritmo!» sirven para suavizar el lastre elitista que siempre acompaña a la música clásica, un concepto musical necesitado, como todo, de relevos generacionales e ideas innovadoras que sirvan, de una vez por todas, para insuflar aires nuevos a esas jefaturas musicales de mentalidad funcionarial y decimonónica. La excusa sonora no ha podido ser más oportuna, ya que el otrora controvertido Igor Stravinski y su «La Consagración de la Primavera» es toda una invitación a la libertad creativa que desarrollaran en escena 250 escolares que nunca antes se calzaron unas zapatillas de baile. Tomando como referencia las vivencias y complicidades de varios jóvenes de muy diferente procedencia y personalidad, este trabajo filmado con pulcritud por Thomas Gruber y Enrique Sánchez Llansch recoge el día a día de estos bailarines accidentales que encontrarán en los vibrantes pentagramas de Stravinski un lenguaje que, en algunos casos, servirá para superar todo tipo de taras comunicativas.

Rattle y su ayudante, el coreógrafo juvenil Royston Maldoom, esbozan las tímidas directrices que guían a estos atípicos bailarines que responden a este reto con una explosión de alegría que contagiará al conjunto de la orquesta; una comunión perfecta que define el resultado final de este espectáculo visual, sonoro, terapéutico y didáctico.

Ficha

Título original:

«Rhythm Is It!».

Directores: Thomas Grube y Enrique Sánchez Lansch.

Género: Documental.

País: Alemania, 2004.

Duración: 100 m.

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