«Al igual que hace treinta años, hoy en día es el momento para afrontar un gran cambio político y cerrar un acuerdo político en términos democráticos en base a los derechos nacionales de Euskal Herria y los derechos democráticos de todos los ciudadanos». Así se manifestaron los representantes de Askatasuna en la comparecencia realizada ayer para dar cuenta del balance realizado desde que en mayo de 1977 se celebrase la II Semana pro-Amnistía, en el transcurso de la cual seis ciudadanos vascos murieron «bajo los disparos de las fuerzas policiales españolas».

Julen Larrinaga afirmó que existe un «gran paralelismo político» entre aquel escenario de hace treinta años y el que se vive actualmente en Euskal Herria. Recordó que tras las decisiones tomadas entonces, con las que no se afrontó un verdadero cambio político en términos democráticos, se impusieron marcos jurídicos que tuvieron como consecuencia que se alimentasen y se asentasen la raíces del conflicto. Además, en opinión del movimiento antirepresivo, se dió cabida a «una involución total por parte del Estado» contra aquellos sectores políticos contrarios a esos marcos políticos. «Desde entonces, el Estado ha utilizado todos los tipos de violencia que ha podido y lo ha hecho con total impunidad», subrayó.

En referencia a la actual coyuntura, mostraron su preocupación ante las actitudes de ciertos partidos políticos. «La izquierda abertzale ya ha anunciado que su propuesta es lograr un acuerdo político, lograr un escenario para todos los ciudadanos y ciudadanas vascas de los cuatro territorios del sur de Euskal Herria, pero se ve que la decisión del PSOE es la de mantener de nuevo el ciclo de imposición, vetar proyectos políticos y utilizar la represión para tutelar y mantener todo su esquema de imposición», criticaron. También se refirieron a la posición del PNV para asegurar que «su elección es repetir la misma de hace 30 años».

Hicieron especial hincapié en los planteamientos expuestos por el presidente del EBB, Josu Jon Imaz, «que nos habla no de un acuerdo político, sino de un acuerdo represivo». En ese aspecto, subrayaron las «gravísimas reponsabilidades políticas que está adquiriendo el PNV de Josu Jon Imaz» en torno a la consecución de un escenario de soluciones. «Nos da la impresión de que el actual EBB no confía ni en su base militante nacionalista ni en sus propios votantes, como no confió hace 30 años, ya que entienden que la pervivencia hegemónica del PNV sólo se puede asegurar en las actuales condiciones de conflicto político y armado».

En opinión de Askatasuna, como ocurriese hace 30 años, se pretende cometer un «fraude político», cerrando las expectativas de cambio y de poder afrontar en igualdad de condiciones todos los proyectos políticos. Y eso, según comentaron, acarreará determinadas consecuencias: «En primer lugar, la de no arreglar el conflicto y, por tanto, perpetuarlo; y, en segungo lugar, la de hipotecar el futuro de Euskal Herria un ciclo enterno más».

Doble llamamiento

Por todo ello, Askatasuna realizó un doble llamamiento a la ciudadanía: «Por un lado, a la lucha antirrepresiva, entendiéndola como lucha por la amnistía y el fin de la represión política, de la tortura, de las medidas policiales, de la persecución, de las medidas de excepción para los presos políticos vascos... Por otro lado, a acumular fuerzas en torno a un nuevo marco democrático para los cuatro territorios del sur de Euskal Herria».