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relevo en el elíseo

Chirac se va a hurtadillas sorteando a los tribunales y las críticas a su legado

Testigo pasivo en la larga pugna presidencial, el hombre que ha marcado la historia del último largo decenio de la V República se va de puntillas, acosado por la amenaza de los tribunales y con un bajísimo índice de popularidad.

GARA | PARIS

El presidente saliente, Jacques Chirac, saldrá hoy de hurtadillas del Palacio del Elíseo, donde ha residido en los últimos 12 años, tras el preceptivo traspaso de poderes a su compañero de partido (UMP) pero rival interno, Nicolas Sarkozy.

Tras una campaña electoral en la que este dinosaurio político amante de la notoriedad ha pasado prácticamente desapercibido, Chirac espera poner el broche de oro a más de cuarenta años en la cima de la política francesa dedicándose a temas relacionados con el «desarrollo y la solidaridad internacional».

No obstante, la salida del poder de Chirac viene acompañada de perspectivas poco halagüeñas para este hombre que ha cumplido ya 74 años: su inmunidad presidencial será derogada en el plazo de un mes y Chirac podría a partir de entonces convertirse en el primer presidente francés obligado a rendir cuentas ante los tribunales por escándalos político-financieros.

Estos oscuros nubarrones en el horizonte explican, más que presumiblemente, el bajo perfil mantenido por el hasta hoy inqulino del Elíseo en los últimos meses. Famoso por su carácter vengativo, las circunstancias han obligado a Chirac a pasar página de la traición que sufrió a manos de Sarkozy en 1995, cuando este último le abandonó y apoyó como candidato presidencial a Eduard Balladur.

Consciente de que Sarkozy era el gran favorito para sucederle en el Elíseo, Chirac se limitó a mostrarle de forma muy escueta su apoyo antes de la primera vuelta de finales de abril. Todo un favor a la estrategia de un Sarkozy que basó su exitosa campaña en su proyecto de «ruptura» para con un pasado encarnado por Chirac.

La sombra del banquillo

A cambio, y según fundados rumores, Chirac habría arrancado un compromiso que le permita sortear a los tribunales.

Y es que la lista de escándalos que salpican al presidente saliente es tan larga como grandes son las necesidades de financiación de los grandes partidos en esta V República. Los casos de financiación ilegal de su antigua formación, el RPR, se remontan al período anterior a 1995, cuando Chirac, desde el liderazgo del partido y la Alcaldía de París, fraguó su futuro desembarco en el Elíseo.

Buena parte de su círculo político más cercano ha sido condenado por estos hechos, entre ellos el ex primer ministro Alain Juppé y su antigua mano derecha en la Alcaldía parisina, Michel Roussin.

Este último, sobre quien pende una condena de 4 años de prisión en suspenso, se ha presentado como el «cabeza de turco» de un affaire que tiene su origen en un pacto de corrupción que ligaba en los años noventa y en la región parisina a constructoras y a partidos políticos, siendo el RPR el principal beneficiario.

Los analistas aseguran que es imposible que Chirac no estuviera al corriente de estas operaciones monetarias.

La inquietud por todos estos procesos que según sus próximos atenaza a Chirac no se habrá visto mengüada tras oir la información de la radio RTL, según la cuál será interrogado en calidad de testigo en el caso Cleastream. Esta trama de presuntas falsas acusaciones contra industriales y políticos ya ha sentado en el banquillo de los nterrogatorios al hasta ayer primer ministro, Dominique de Villepin, a su antecesor, Jea-Pierre Raffarin y a la titular de defensa saliente, Michèle Alliot-Marie.

Siempre según RTL, el nombre de Chirac habría sido citado en numerosas ocasiones por varios implicados.

Impopular

En este contexto, una encuesta hecha pública escasos días antes de su salida del Elíseo apunta a que más de la mitad de los franceses juzga «bastante negativo (44%) o «muy negativo» (14%) el balance de la era Chirac. El 42% de los encuestados juzga «bastante bueno» su legado, »muy bueno» para un parco 2%.

Jacques Chirac pasará a la historia por su reconocida capacidad para conquistar el poder y para mantenerse en él por encima de las adversidades durante casi medio siglo. En el ejercicio de sus responsabilidades, ha mostrado una camaleónica capacidad para cambiar de campo al albur de las circunstancias, alimentando las críticas sobre su carencia de convicciones.

Lejos de haber acabado con la «fractura social», tal y como prometió tras su llegada a la cúspide del poder en 1995, ha afrontado en sus dos mandatos conflictos sociales a cuál mayor, y que sacaron a millones de personas a la calle.

La revuelta de las banliueues, en otoño de 2005, una crisis sin precedentes, supuso el fracaso de la ambición chiraquiana de un «país más justo y en calma». Al contrario, la precariedad se ha agravado de año en año.

En materia económica, su segundo mandato presenta más sombras que claros, con un aumento exponencial de la deuda pública frente a un parco descenso del paro oficial.

Gaullismo internacional

En materia internacional, Chirac ha basado su gestión en la máxima del general de Gaulle de que «Francia porta una visión del mundo independiente».

Una visión que, unida a diferencias tácticas, le situó como el paladín de la oposición a la invasión estadounidense de Irak, lo que disparó su popularidad tanto entre los franceses como en el resto del mundo, sobre todo en el árabe.

De ahí a asegurar que las diferencias de Chirac con EEUU sean de principio va un largo trecho, como quedó de relieve en el tándem París-Washington en la reciente crisis de Líbano.

Y es que más allá de gestos, el legado de Chirac presenta tan poca consistencia como su trayectoria política, plagada de vaivenes. Y repleta de escándalos qe dicen poco sobre su supuesta «rectitud moral».

Quizás por ello, el presidente saliente promete dedicar sus últimos años a una fundación que llevará su nombre a favor del «desarrollo sostenible y el diálogo entre culturas». Un lucrativo hobbie para intentar lavar su escasa conciencia.

escueto

Chirac se limitó a apoyar escuetamente a Sarkozy. Todo un aval a la estrategia del favorito, que basó su exitosa campaña en un proyecto de «ruptura» con un pasado encarnado por Chirac.

Sarkozy llega hoy al Elíseo

El nuevo presidente francés, Nicolas Sarkozy, asumirá hoy sus funciones en un intercambio de poderes que tendrá lugar a media mañana en el Elíseo.

El vencedor en las presidenciales asume la Presidencia en medio de un escándalo de censura de prensa sobre una información según la cuál su compañera, Cécilia, no votó por él en la segunda ronda. El control de los grandes medios de comunicación a manos de la derecha económica ha funcionado otra vez a la «perfección».

Sarkozy será recibido en las escalinatas del Palacio y ante la guardia de honor por un Chirac que le entregará el «maletín con el botón nuclear». El flamante presidente electo hará su primera alocución y será saludado por una salva de 21 cañonazos. Si sigue la tradición, se trasladará a la avenida de los Campos Elíseos para depositar un ramo de flores en el Arco del Triunfo.

Ya entonces, Sarkozy habrá cumplido con el sueño de su vida: convertirse en el 23º presidente francés que ha conocido el país desde 1948. GARA

mayo 1995

Chirac vence en las presidenciales frente a Lionel Jospin (PS) y sucede a François Miterrand, en el poder durante 14 años.

diciembre 1995

Sendos proyectos de reforma del seguro médico y de las jubilaciones generan protestas multitudinarias. Marcha atrás de su primer ministro, Alain Juppé.

abril 1997

Chirac disuelve la Asamblea Nacional un año antes. Contrariamente a sus pretensiones, la oposición del PS vence y fuerza un período de cohabitación.

setiembre 2000

Aprobación por referéndum de la reducción del mandato presidencial de siete a cinco años.

mayo 2002

Chirac es reelegido con un 82,2% de los votos frente al líder de la extrema derecha, Jean-Marie Le Pen, quien eliminó a Jospin.

mayo 2005

Un 54,87% de electores rechaza en referéndum el Tratado Constitucional de la UE. Dominique de Villepin sucede a Jean-Pierre Raffarin al frente del Ejecutivo. Sarkozy es nombrado ministro de Interior (número dos).

otoño 2005

Revuelta sin precedentes en las banlieues. Nuevo golpe a Chirac, que se recupera de un «accidente vascular cerebral».

enero 2006

Protestas multitudinarias obligan a aparcar el proyecto de Contrato de Primer Empleo (CPE).

marzo 2007 Chirac anuncia que no pujará por un nuevo mandato.

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