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Reuniones entre los partidos vascos

Cuando la mesa de partidos era «necesaria» para el PSE y un «compromiso» para el PNV

Ramón SOLA

El 29 de enero, entrevistado por este diario, Arnaldo Otegi afirmaba en relación al tema que «vamos quemando etapas y hemos entrado en la fase de intentar concretar en los próximos meses un gran acuerdo que permita poner en marcha esa mesa de resolución». Mientras, Josu Jon Imaz, que el 13 de enero había ensalzado «la oportunidad que no podemos desaprovechar», hacía el 5 de febrero una petición expresa al PSOE y la izquierda abertzale «para que presenten ya propuestas escritas y contrastadas sobre la metodología y los contenidos» de la mesa; un foro que, por cierto, Juan José Ibarretxe se ofrecía a liderar ese mismo mes, cuando anunciaba la creación del llamado Consejo Político de Lakua.

Pero más reveladoras aún se antojaban las declaraciones a GARA del portavoz del PSE José Antonio Pastor, también el 5 de febrero: «Creo que ya hay un criterio compartido por la práctica totalidad de los partidos, salvo el PP, de que con el requisito de la ausencia de violencia la mesa ya se podría constituir. Por tanto, la parte más importante ya está conseguida».

En estos tres primeros meses, la mesa multipartita no sólo se presentaba como un método comúnmente aceptado, sino como algo inminente en el caso de que se produjera un cese de todas las violencias. La izquierda abertzale también asumía esta condición necesaria. Y la prueba más clara de la aparente disposición de todas las partes a sentarse para buscar un consenso resolutivo no eran siquiera las declaraciones de sus dirigentes, sino los documentos aprobados y presentados públicamente de cara a ese proceso.

El PNV lo había hecho ya en octubre de 2005, cuando Imaz hizo la puesta de largo del documento ``Elkarbizitzarako bake-bideak''. El PSE no tardó en imitarle; Patxi López daba a conocer sus criterios el 28 de enero, con otro texto enfocado claramente a esa mesa aparentemente en construcción y titulado ``Pacificación y normalización; Hacia la paz y la convivencia''.

En él pueden leerse afirmaciones como ésta: «Es fundamental clarificar la naturaleza y los objetivos de esa mesa que todos coincidimos en reclamar. Creemos que es un instrumento necesario. Así lo hemos recogido en nuestros documentos desde hace tiempo».

El PSE parecía anticipar, eso sí, su intención de dilatar la cuestión: «Deberá estar asentada en unas bases claras y compartidas por todos. Ese trabajo es el que procede desarrollar a partir de ahora. Si no existe un acuerdo previo sobre la naturaleza y objetivos de esta mesa de partidos, estaremos en presencia de una operación frustrada. Será necesario invertir en ello el tiempo que haga falta y cada formación deberá exponer con claridad sus posiciones». Eran semanas en las que todo el mundo daba por seguro que habría mesa, y el debate político se centraba en torno a cuestiones como la necesidad o no de que el derecho a decidir de la ciudadanía vasca fuera considerado como una premisa necesaria para su constitución o como un elemento a discutir en el mismo, como proponía el PSE. En este marco se produjo el curioso «desliz» del entonces president catalán, Pasqual Maragall, que tuvo que ser rectificado por Patxi López después de reunirse con él e interpretar que el PSE ya asumía el derecho a decidir con carácter previo.

En cuanto al PNV, ``Elkarbizitzarako bake-bideak'' suponía la fijación de postura para la puesta en marcha del debate político pendiente. El EBB aprobaba el 10 de octubre de 2005 este texto que definía principios como el de «no imponer (un acuerdo de menor aceptación que los actualmente vigentes) y no impedir (un acuerdo de mayor aceptación que los actualmente vigentes)». De cara a la mesa, los jeltzales hacían la siguiente declaración, en un párrafo cargado de solemnidad: «EAJ-PNV quiere hacer constar su compromiso de participar activamente para llevar a buen término estas tareas y de realizar las correspondientes propuestas a debatir en la mesa de partidos con el objetivo de llegar a acuerdos de amplia base política y social. EAJ-PNV aportará a este debate los planteamientos respecto a estas materias contenidos en la Propuesta de Nuevo Estatuto. En él se recoge el consenso básico alcanzado por el tripartito (EAJ-PNV, EA y EB) en materias y conceptos tales como la naturaleza del Pueblo Vasco como sujeto político, el derecho de decisión y su ejercicio, la territorialidad, el marco de relación con el Estado y el pacto como compromiso. Sobre estas bases, el PNV se compromete a hacer un nuevo esfuerzo de entendimiento y acuerdo».

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