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Bardem triunfa, los Coen fallan por un poco y Kim-Ki du es acogido en silencio

En la plaza cinematográfica de Cannes, el festejo de ayer en la feria de la Palma de Oro dejó como triunfador al diestro actor Javier Bardem por su papel en «No Country for Old Men», de los hermanos Coen, que presentaron una película con mucha tensión pero sin redondear. Mientras la película de Kim-Ki du era acogida con un gran silencio, Michael Moore fue ovacionado tras la proyección de su documental, «Sicko», fuera de concurso.

Eliseo GARCÍA NIETO | CANNES

«No Country for Old Men», una violenta cinta de Joel y Ethan Coen, fue calificada ayer por varios periodistas como la mejor obra de ambos hermanos estadounidenses en el último decenio. Basada en la novela del mismo título del escritor estadounidense Cormac McCarthy, esta crónica de una persecución implacable en la frontera entre EEUU y México está protagonizada por Josh Brolin, Tommy Lee Jones, Kelly Macdonald y un apabullante Javier Bardem recibido con una ovación en la rueda de prensa.

«Estar compitiendo en Cannes con los Coen es lo mejor que me ha pasado en la vida, es como un sueño», recalcó el actor español sobre su papel de asesino que le ha catapultado como candidato al premio al mejor actor el próximo día 27 en este 60 Festival de Cannes. Bardem hizo gala en todo momento de un buen humor que arrancó constantes risas en la sala. La brillante interpretación del candidato al Oscar en 2001 por «Antes que anochezca» se adapta como un guante al estilo de los Coen, en el que violencia y humor negro han conformado obras como «Sangre fácil» y «Fargo».

«No Country for Old Men» es «un buen film, fiel a la novela y a su espíritu», en la que «está ya el humor» que se ve en pantalla, definió con sencillez Ethan Coen, que acudió a Cannes con su hermano, Bardem, Brolin y Macdonald. Sobre su método de trabajo con Joel, «no hay realmente controversia, hay discusiones, pero no muy remarcadas», agregó. Respecto a esa buena sincronía de ambos hermanos, Bardem apuntó que quedó «muy decepcionado» al enterarse de que «dormían en camas separadas», lo que hizo estallar de nuevo las risas en la sala. Sincronizados o no, los Coen logran en la mayor parte del metraje de la cinta mantener con el alma en vilo al espectador con una acción sin tregua y unos personajes perfectos. Sin embargo, el remate de la magnífica faena lograda a base de planos largos y templados no logra rematarse en el tramo final, donde decae la tensión y quedan demasiados eslabones sueltos, lo que puede explicar que la cinta no acabara abriendo la puerta grande del festival en su pase de prensa.

Según Joel Coen, al principio el intérprete dudó de su capacidad para hacer el personaje, aduciendo que él «ni es angloparlante, ni le gustan las armas, ni conduce». Nada de ello se percibe en el espectacular trabajo del actor, quien añadió bromeando: «No sé leer inglés, por eso tengo esa cara en el film, porque no sé lo que estoy haciendo». Bromas aparte, recalcó que la lectura del guión fue clave, pues «no hay director en el mundo que pueda arreglar una mala historia».

Kim Ki-duk

En «Breath», el surcoreano Kim Ki-duk vuelve a presentar una fábula de escasa verosimilitud y personajes que hablan lo imprescindible o son mudos. Este mutismo, ya visto en muchas de sus catorce películas, como «Hierro 3» y «El arco», recibió la misma respuesta del público en el pase de prensa de esta cinta cuya acción principal transcurre en una cárcel cuyo director -a quien sólo se ve reflejado en una pantalla de computadora- interpreta el propio Kim. «Con este personaje quería explicar que hay gente invisible que controla nuestra sociedad», explicó el cineasta.

ACCIÓN

Los Coen logran en la mayor parte del metraje mantener al espectador con el alma en vilo gracias a una acción sin tregua y a unos personajes perfectos. El remate, sin embargo, falla en la trama final de la película.

Grandes aplausos para el documental de Michael Moore

El Palacio de los Festivales de Cannes vibró ayer con el estreno del documental «Sicko», de Michael Moore, contra los inmensos vacíos del sistema sanitario en USA, en comparación con otros países como Francia, Gran Bretaña y Cuba, donde la cobertura médica es universal, o Canadá.

El nuevo filme de Moore -quien dijo ser consciente de que «arriesga una pena de prisión», pues la administración Bush le «ha denunciado judicialmente» por haberlo rodado en parte en Cuba, sin tener en cuenta el embargo de su país desde hace 45 años- fue muy aplaudido tras el primer pase. De hecho, los aplausos sonaron no sólo al final, sino también en algunos momentos de la proyección. En la rueda de prensa que siguió se esperaba con el máximo interés al director de «Fahrenheit 9/11», que en 2004 conquistó la Palma de Oro con su denuncia contra la guerra en Irak. Sus primeras palabras fueron para precisar que él no viajó a Cuba, sino a la base estadounidense de Guantánamo, con el grupo de «héroes» enfermos por haber limpiado los escombros de las Torres Gemelas derribadas por los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. El objetivo era hacerles beneficiarse de los excelentes cuidados sanitarios que -según las autoridades USA- reciben los presos allí, frente a las enormes carencias del sistema en el resto del país, donde 50 millones de personas no pueden pagarse un seguro privado. Pero al ser «expulsados de Guantánamo hicimos lo que habríamos hecho» en cualquier otra base, ir a los hospitales locales, «y no creo que esto hubiese planteado problema alguno», consideró. «Soy estadounidense, vivo en Estados Unidos, es un país libre, debemos tener el derecho de viajar libremente, de hacer lo que queremos».

«En defensa» de las aseguradoras que denuncia en «Sicko», Moore recordó que tienen la «obligación legal de obtener el máximo beneficio para sus accionistas, pues, en caso contrario, sus dirigentes se encuentran en infracción frente a la ley», por lo que «deben asistir lo menos posible a sus pacientes». Es «totalmente inmoral y en nuestra sociedad esto no debería ocurrir», pero EEUU es «el último país del mundo occidental que necesita cambiar en ese terreno». Respecto a las críticas que puedan surgir por la ausencia de opiniones adversas a sus tesis, el director comentó que, simplemente, «no quiso darles la palabra», sino mostrar su visión personal y la de sus entrevistados, víctimas del sistema».   María Luisa GASPAR

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