GARA > Idatzia > Gaurkoa

Iñaki SOTO Filosofo

No es útil votar a Ahmadineyab para echar a Bush

La campaña electoral en Nafarroa se centra en gran medida en la necesidad de acabar con el periodo de gobierno de UPN. Un deseo que Iñaki Soto interpreta como lógica consecuencia de la preocupación por la violación sistemática de derechos civiles y políticos. Y en este artículo se dirige a las personas abetzales y demócratas del territorio navarro, para que valoren la supuesta utilidad del voto a PNV.

El próximo domingo, en Nafarroa, muchas personas que están sinceramente preocupadas por la violación sistemática de derechos civiles y políticos básicos, van a sentir la obligación de votar para evitar un mal mayor. Algunas de ellas, personas que ven con asombro y temor la ideología que promulga el actual presidente del PNV, se van a sentir obligadas a votar a una coalición que tiene como socio fuerte a ese partido. En la mayoría de los casos, considerarán que no tienen otra alternativa.

Desde estas líneas quiero apelar a esas personas, abertzales y demócratas convencidos, para que antes de tomar esa decisión reflexionen y, libremente, decidan.

Evidentemente, a diferencia de otros, aquellos que barajan esa posibilidad son libres de votar la opción que quieran. Pero en esta ocasión, no podrán decir que no sabían lo que estaban haciendo, que no sabían a qué estaban votando.

Legitimidad del Estado: Dentro del discurso de Josu Jon Imaz, el elemento que me parece más peligroso es la defensa de la legitimidad integral de España. Según el presidente del PNV, no existe relación entre el conflicto vasco y la falta de legitimidad del marco político actual. Por ello, no cabe considerar que «nuestras decisiones futuras tengan como finalidad corregir una supuesta carencia de legitimidad». Esta última frase me parece inmensamente grave, en tanto en cuanto neutraliza gran parte del discurso del nacionalismo moderado.

Legitimidad del PNV en Nafarroa: La postura, tanto histórica como actual, del PNV en Nafarroa me parece también especialmente grave. En primer lugar, es necesario recordar que en las anterioores elecciones al Congreso de los diputados fue el PNV el partido que vetó la posibilidad de formar un verdadero bloque abertzale en Nafarroa. A pesar de que la izquierda abertzale cumplió con las condiciones impuestas por el resto de partidos, el PNV amenazó con abandonar la coalición y el resto cedieron ante aquel evidente chantaje.

Quienes, como yo, sean reacios a las teorías conspirativas, deben tener en consideración que, recientemente, el PNB de Iparralde ha realizado la misma jugada, sólo que con el resultado opuesto. En Iparralde, donde aun siendo el nacionalismo cuantitativamente menos importante que en Nafarroa, la relación de fuerzas no es tan radicalmente distinta, el PNB ha abandonado la coalición Euskal Herria Bai.

En segundo lugar, hay que recordar que fue el PNV el que asumió y rubricó la partición de las provincias vascas de Hego Euskal Herria, aduciendo sobre todo que el Ejército español no hubiese admitido un estatuto a cuatro.

Ahora que considera que el Estado español es plenamente legítimo, dando por hecho que actualmente el Ejército no podría actuar independientemente del resto de órganos del estado, especialmente al margen del Gobierno, el PNV ha rechazado un propuesta de resolución que tiene como uno de sus elementos clave la negociación de un estatuto para las cuatro provincias occidentales de Euskal Herria.

Estos hechos tienen muchos posibles análisis políticos, muchas lecturas políticas y varias valoraciones morales. En todo caso, me voy a limitar a señalar dos puntos.

Esta postura del PNV demuestra que ese partido tiene o más miedo o más respeto al Ejército español que a ETA. En ese caso, encontrará que, especialmente en Nafarroa, la mayoría social no tiene ni miedo ni respeto alguno al Ejército español, opine lo que opine sobre ETA. Si no, deberían recordar la canción «Insumisión» de los Huajalotes.

Por otro lado, se supone que no se reveralon en aquel momento para evitar un posible estado de excepción e, incluso, la posibilidad de víctimas mortales. Pues bien, en este momento nos encontramos en un estado de excepción encubierto. Toda persona honesta debería admitirlo sin tapujos. Por otro lado, no es necesario ser politólogo para ver que negar una salida negociada a nuestro conflcto implicará nuevos brotes de violencia por uno y otro lado. En ese caso, el sufrimiento será muy grande y no se puede descartar ninguna hipótesis.

Un último apunte sobre las verdaderas intenciones de Imaz. Por las mismas fechas en las que Imaz se desplazaba a Iruñea para pedir el voto de los votantes navarros con el supuesto objetivo de expulsar de una vez por todas a Sanz de la presidencia foral, Imaz viajaba también a Madrid para confirmar que está dispuesto a llegar a un acuerdo con Rajoy, en caso de que éste gane las próximas elecciones presidenciales. Es decir, pide a los navarros que salten de la sartén mientras aviva el fuego en el que arderían definitivamente.

Una solución es posible y necesaria: Este modo de actuar es especialmente grave en un momento en el que tanto la metodología (propuesta de Anoeta) como los términos generales de la resolución del conflicto (propuesta de Anaitasuna) son explícitos, claros, razonables y aceptables para todas las partes.

Hay que recordar que la propuesta de Anoeta, aunque en este momento se utilize para atacar a la izquierda abertzale, establecía como principio que la resolución del conflicto político -o si se prefiere, la resolución de la fase armada de ese conflicto- es la auténtica prioridad de nuestra política.

Por su parte, la propuesta del Anaitasuna ponía en claro cuáles serán los términos concretos de esa resolución. Esos términos, en ausencia de eventos internacionales o estatales más graves que cambien la situación estructuralmente, son los términos definitivos de la resolución del conflicto vasco; llegue esa solución ahora, dentro de cinco años o dentro de veinte años. Por lo tanto, sólo falta sumar voluntades y articular un acuerdo. En este momento, Imaz ha dejado claro que su apuesta política no se sitúa en esos parámetros.

No puedo votar ni a favor ni en contra de Imaz. Son los militantes del PNV los que lo tienen que confirmar como lider o defenestrarlo el siguiente invierno. Ahora, todos los que vemos un peligro en ese liderazgo debemos actuar de manera responsable dentro de las cosas que sí podemos hacer.

Por supuesto, es humanamente comprensible que, teniendo en cuenta la presión a la que ha sometido Sanz a la ciudadanía navarra que no comulga con el nacional-catolicismo, algunos tengan más que una pequeña tentación de ejercer el voto útil. En este artículo he intentado explicar que, en mi opinión, en la medida en la que Imaz siga ejerciendo su poder sobre el nacionalismo moderado, dar el voto a cualquiera de sus instrumentos es, políticamente, inútil.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo