CRíTICA Jazz
Abanico sonoro
Javier ASPIAZU
El guitarrista Gustavo García entronca en una feraz tradición de intérpretes que han hecho de las referencias al rock, el jazz funk y las improvisaciones bop, un interesante cóctel sonoro de posibilidades múltiples. Si a eso añadimos unas gotas de folklore latinoamericano y algunos standards significativos tendremos como resultado un abanico sonoro de seguro atractivo. Su presentación en el club, donde interpretó varios originales del álbum “Random- noise” (nombre del quinteto que lidera junto a su paisano Ferrán Donatelli) estuvo secundada por viejos conocidos de los habituales: el tenor sueco Carlkist, en su segunda apari- ción en el BJC en poco de más de un mes, volvió a demostrar que es un músico fecundo en sus improvisaciones, llenas de matices, realzadas por un poderoso sonido. Warburton, el bajo de Oklahoma, no se hizo notar, pero hay pocos músicos tan seguros y disciplinados como él. Y, en lo que a los miembros del cuarteto respecta, los inquietos redobles del también argentino Toscano, a la batería, y su pulsación contundente, dejaron una grata impresión.
El repertorio alcanzó cotas de genuina intensidad jazzística en temas como «Inercia», punto de inflexión de la cita y una de las mejores composiciones del álbum. Se produjeron los solos de más fuste, las incursiones más avezadas en el resbaladizo terreno de la música repentizada. García es un buen guitarrista que recoge un modo de hacer muy afín a una generación de músicos de sonido similar. Aunque su discurso no es especialmente original, sus atractivas composiciones se dejan escuchar con agrado. Protagonizó una sesión de calidad dentro de la elevada media que caracteriza a los que pasan por el local. Más que suficiente para los que disfrutan del jazz.
Grupo: Gustavo García Quartet (Randomnoise).
Lugar: Bilbaína Jazz Club. 17.05.07.