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«La primera causa de infidelidad femenina es la venganza»

CARE SANTOS

Escritora. autora de «El síndrome Bovary».

La escritora Care Santos (Barcelona, 1970) se ríe de las mujeres, de los editores, de los escritores, de las izquierdas y de las derechas en su último libro, «El síndrome Bovary» (editorial Algaida). Su novela es un alocado thriller lleno de sexo, engaños y venganzas que conforman un fresco con toques de esperpento de una generación concreta de la sociedad actual. La autora pasó hace unos días por Bilbo.

Karolina ALMAGIA | BILBO

«Infieles e infelices» es el gráfico subtítulo de «El síndrome Bowary», último libro de una autora que ejerce el periodismo y la crítica literaria desde muy joven y ha publicado varias novelas, entre ellas «Trigal con cuervos» y «Matar al padre».

¿Qué es `el síndrome Bowary'?

En este caso, es una novela gamberra en la que me río de la condición femenina y hago crítica constructiva sobre ella, no exenta de un poco de mala baba. Si alguien tiene que reírse de nosotras somos nosotras mismas. A veces hay que dejar de ponerse tan autoanalíticas y mirarse con un poco de distancia e ironía. Esto no lo puede hacer un hombre, claro, porque nos lanzamos a su yugular.

También se ríe de los hombres.

La verdad es que no queda títere con cabeza. Me río de los hombres, de las mujeres, de las izquierdas, de las derechas, de los editores, de los escritores... Pero los hombres se van a reír especialmente porque se van a sentir muy identificados como víctimas de la condición femenina.

¿Somos tan maquiavélicas como nos pinta su novela?

Bueno, somos complicadas para bien y para mal, y eso no es un mito. Las mujeres para recorrer una línea entre dos puntos damos unas cuantas vueltas.

Aparte de ironía, sexo y mala leche, tiene intriga.

He puesto muchas ganas en que el lector se carcajee y también he colocado una trama de suspense a través de la desaparición de un chip que andan todos buscando como locos. En el fondo, es una novela de personajes desquiciados. Todas las mujeres que tenemos entre treinta y cuarenta años estamos desquiciadas. Somos muy compadecibles, queremos hacerlo todo bien: ser grandes profesionales, ser madres, esposas, llevar la casa adelante... Lo intentamos todos los días y así nos va, porque es imposible.

¿Se ponen tantos cuernos en la vida real?

¡Sí, claro! No sé si sabes que, en Europa, según las estadísticas, la causa principal de la infidelidad femenina es la venganza, por encima del aburrimiento, que es la segunda. Sí, claro que hay cuernos y los habrá mientras haya parejas. La vida es muy aburrida. Tal vez lo que hay que hacer es ver los cuernos con un poquito de distancia y con un poco de humor. De todas formas, se puede hacer mucho el cabra, pero si realmente te tomas la vida en serio regresas a aquellos lazos que has construido. La fidelidad es algo a largo plazo y la gente tal vez lo entiende demasiado a corto plazo.

Usted conoce bien el mundo editorial. ¿Es tan crudo y ridículo como lo pinta?

Bueno, está muy esperpentizado en la novela. Hay algunos malos editores, algunos pésimos escritores como estos que salen y también los hay muy buenos, pero aquí no tenían lugar. Me he inspirado en personajes reales, pero he sido buena y no he dado ningún nombre, aunque son identificables para cualquier lector. El mundo editorial me servía porque es el más desquiciado de todos. Todo el proceso de fabricación de best-seller que sale en la novela es completamente real, el caso de «La catedral del mar», que fue reescrito por un lector, es conocido por todos.

HUMOR

«En esta novela no dejo títere con cabeza. Me río de la condición femenina, pero también de los hombres, del mundo editorial, de las izquierdas y de las derechas»

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