GARA > Idatzia > Mundua

AI acusa a gobiernos de fomentar el miedo para afianzarse en el poder

Amnistía Internacional constata que «los gobiernos poderosos y los grupos armados están fomentando deliberadamente el miedo para erosionar los derechos humanos». Su evaluación de la situación de los derechos humanos presenta un escenario desolador y critica a la comunidad internacional por su actitud ante ciertas crisis, como la de Darfur, considerada «una herida sangrante en la conciencia del mundo».

GARA |

«Mediante unas políticas cortas de miras que siembran el temor y la división, los gobiernos están socavando el Estado de Derecho y los derechos humanos, alimentando el racismo y la xenofobia, dividiendo a las comunidades, intensificando las desi- gualdades y sembrando semillas de más violencia y conflictos», aseguró en Londres la secretaria general de Amnistía Internacional (AI), Irene Khan, durante la presentación del Informe 2007, en el que se analiza la situación de los derechos humanos en el mundo.

En su opinión, «la política del miedo» está generando una espiral descendente de abusos contra los derechos humanos, en la que ya «no hay derecho intocable y nadie está a salvo».

AI considera que la «guerra contra el terror» instaurada por EEUU en el mundo tras los atentados del 11 de setiembre de 2001 y la guerra de Irak, «con su catálogo de abusos», han creado profundas divisiones que «arrojan una sombra sobre las relaciones internacionales y dificulta la resolución de conflictos y la protección de los civiles».

Ante este panorama, Khan acusó a la comunidad internacional de impotencia o de falta de voluntad frente a las grandes crisis de 2006, «ya sean conflictos olvidados, como los de Chechenia, Colombia y Sri Lanka, o los más destacados, como los de Oriente Medio». Y recordó que la ONU tardó semanas en exigir un alto el fuego tras la invasión del Ejército israelí -al que acusa de cometer «crímenes de guerra»- de Líbano y que la comunidad internacional no se atrevió a abordar la crisis humani- taria en los territorios palestinos ante los ataques israelíes y las luchas interpalestinas.

AI indica que «el discurso del miedo es utilizado para poner en un segundo plano la libertad, la justicia y los derechos humanos, dando a entender que éstos pueden ser sacrificados en aras a la seguridad». «Nada ilustra mejor la globalización de las violaciones de derechos humanos -agregó- que la `guerra contra el terror' encabezada por EEUU y el programa estadounidense de `entregas extraordinarias', en el que están implicados los gobiernos de Italia, Pakistán, Alemania y Kenia».

No obstante, Khan subrayó que «las estrategias antiterroristas perversas apenas» han hecho mucho daño a los derechos humanos y al Estado de Derecho en todo el mundo, por lo que pidió a los gobiernos que rechacen la política del miedo e inviertan en instituciones de derechos humanos y en el Estado de Derecho en los ámbitos estatal e internacional.

Derechos de los migrantes

Junto al recorte de libertades apelando a la lucha contra el «terrorismo», AI hace hincapié en la vulneración de los derechos de los inmigrantes sin papeles. Según Khan, en los países desarrollados, pero también en las economías emergentes, se utiliza «el miedo a ser invadidos por hordas de indigentes para justificar medidas cada vez más duras contra migrantes, refugiados y solicitantes de asilo».

Recuerda que sólo en África cientos de miles de personas fueron desalojadas por la fuerza en nombre del progreso y del desarrollo económico y que la clase política jugó con el temor a la migración incontrolada para justificar la aplicación de medidas más estrictas contra solicitantes de asilo y refugiados en Europa Occidental, mientras que los trabajadores migrantes sufrieron desprotección y explotación en todo el mundo.

Además, aseguró que el miedo genera discriminación y conduce a a persecución de minorías étnicas y religiosas, y men- cionó el caso de la población romaní en la Unión Europea, así como el incremento de la islamofobia y el antisemitismo y el aumento de delitos de odio contra extranjeros en Rusia y otros países europeos.

AI sostiene también que «los grupos armados han demostrado su poderío y perpetrado abusos masivos contra los derechos humanos». Subraya que en Afganistán, se ha «desaprovechado la oportunidad de crear un Estado efectivo basado en los derechos humanos» y que en Irak, las fuerzas de seguridad «incitaron a la violencia sectaria en lugar de reprimirla».

La organización humanitaria cita de forma expresa la crisis de Darfur, de la que dice que es «una herida sangrante en la conciencia del mundo». Acusa a Sudán de jugar con la ONU y dice que el Consejo de Seguridad «se ve obstaculizado por la desconfianza y el doble juego de sus miembros más poderosos».

La situación de los derechos humanos en el mundo, en cifras

El informe de Amnistía Internacional (AI) aporta una serie de cifras que evidencian un panorama desesperanzador. Según sus datos, unas 20.000 personas están pendientes de ejecución en el mundo. 3.861 fueron condenadas a muerte en 55 países y 1.591 fueron ejecutadas, aunque advierte AI que las cifras reales son superiores. El 91% de las ejecuciones conocidas tuvieron lugar en China, Irán, Irak, Pakistán, Sudán y EEUU.

Además, aviones utilizados para «entregas extraordinarias» de sospechosos detenidos en el marco de la guerra contra el «terrorismo» efectuaron 1.245 vuelos a través del espacio aéreo europeo y aterrizajes en sus aeropuertos. 400 detenidos de más de 30 nacionalidades seguían recluidos en Guantánamo, 40 intentaron suicidarse y tres murieron. Y un número desconocido de personas permanece en centros secretos de detención.

AI denuncia que una de cada tres mujeres sufre abusos a manos de su pareja y que dos millones de personas son víctimas de trata cada año, en su mayoría mujeres y niñas. Señala que el 70% de las bajas en conflictos recientes eran civiles, la mayoría mujeres y menores y que decenas de miles de mujeres y niñas han sido violadas o han sufrido violencia sexual desde que comenzó la crisis de Darfur.

Y constata que los países de Oriente Medio, Asia, América Latina y África gastan una media de 22.000 millones de dólares al año en armas, cantidad que permitiría escolarizar a toda la población infantil y reducir su mortalidad en dos tercios para 2015. GARA

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo