dia internacional de las niñas y niños desaparecidos
Flores azules por las otras madeleine del mundo
Flores azules en la solapa en recuerdo de todos los niños y niñas del mundo desaparecidos y sus familiares. Cada 25 de mayo desde 1981 se mantiene viva la memoria de rostros angelicales como el de la pequeña Madeleine McCann desaparecida en Portugal, y de los millones que no tienen la suerte de, como alguien ha dicho, ser inglesa y blanca.
Aquién no se le ha extraviado nunca, durante unos interminables minutos, un niño entre las estanterías de una gran superficie comercial? Ese angustioso palpitar galopante al que se sube el corazón de un padre o una madre cuando ocurre un despiste así, es sólo el principio de lo que puede atenazar a una familia ante la desaparición prolongada de un hijo o una hija de corta edad. El caso de la pequeña británica Madeleine McCann en Portugal y su enorme repercusión internacional ha hecho que muchas familias sientan un pequeño escalofrío y desvíen una mirada protectora hacia los más pequeños de la casa. Es inevitable. Sin embargo, en Portugal, el año pasado, se notificaron 31 denuncias de menores, similares a la de esta niña de cuatro años que, todo, indica, fue raptada de su habitación en un complejo turístico del Algarbe portugués. Pero ninguna ha tenido su trascendencia.
El expresidente del Colegio de Abogados de Portugal, José Miguel Júdice, dejaba caer estos días un argumento coincidente con lo que seguramente piensan muchos portugueses: la vasta movilización policial y mediática se debe a que la niña «es inglesa, blanca e hija de médicos». Porque, añadía, con los desaparecidos portugueses «no se vieron helicópteros y aviones fletados por canales de televisión, centenares de policías y de perros adiestrados».
Ayer, 25 de mayo, se conmemoró el Día Internacional de los Niños Desaparecidos, en recuerdo a las familias que por causas desconocidas no saben de unos hijos o hijas que un día desaparecieron sin dejar rastro. La realidad que esconde el caso de la pequeña Madeleine queda lejos de las cámaras y los flases de los medios de comunicación, lejos del llamamiento piadoso de David Beckhman o de la recompensa millonaria de la autora de Harry Potter. Sólo en un país como México, se calcula que desde 1996 han desaparecido 130.000 menores.
Miles de pequeños se `esfuman' cada año por todo el mundo. En muchos casos, seguramente una buena parte, regresan días después o escapan de casa por múltiples razones. Pero muchos otros son víctimas del tráfico de órganos, la explotación sexual, el trabajo forzado, las adopciones ilegales, el secuestro por algún familiar... Según Unicef, 1,2 millones niños y niñas son «traficados» en todo el mundo cada año.
La activista luso-brasileña en defensa de la infancia Ana Filgueiras declaraba estos días a la agencia de noticia IPS que «en todo el mundo, especialmente en África, América Latina y Asia, el secuestro infantil es algo casi cotidiano, pero con poca cabida en los medios de comunicación, más interesados en la divulgación de todas las peripecias de la desaparición de la niña británica, aunque estadísticamente irrelevante», se mostraba enojada. «Estamos asistiendo a una telenovela concebida para aumentar al máximo las audiencias, jugando con los sentimientos de la gente», añadía.
Claudia Florentín es una articulista argentina que días atrás no dudaba en evidenciar que «Madeleine McCann tiene un poco más de suerte que miles y miles de niños y niñas en todo el mundo que desaparecen sin dejar rastro, y de los cuales, sólo sus afectos más cercanos guardan el rostro, la última mirada, el último instante en que estuvo cerca».
Un buen ejemplo de lo que ocurre ahí fuera es la web www.latinoamericanosdesaparecidos.org, un proyecto de Save the Children Suecia que comenzó hace cuatro años y que incorpora a cada uno de los países de Latinoamérica, que suscriben un convenio a nivel de gobierno para ingresar los datos oficiales de menores desaparecidos. Basta cliquear esta web para comprobar las miles de angustias que esconde esta lacra desde Chile a Nicaragua, 14.000 nada menos en este tiempo.
La inocente sonrisa del portorriqueño Rolando Salas, de doce años, encabeza este desesperado álbum de fotos. El es uno de los últimos desaparecidos incorporados a esta web. Junto a él está la carita de Madeline Peinado, de sólo un año, y que fue arrebatada de los brazos de su madre un 21 de junio del año pasado en Guatemala capital, posiblemente, se dice en la denuncia, para una adopción ilegal. O Ulises Verástegui, que fue sacado de la casa de su tía mediante engaños en marzo del año pasado. Este peruano debería estar celebrando con su familia su tercer cumpleaños. Y la lista sigue y sigue. Hay, sobretodo, niñas desaparecidas con edades que oscilan entre los 8 y los 12 años.
Pero la lacra no es sólo patrimonio de los países más empobrecidos. Según el centro europeo de búsqueda de menores desaparecidos Child Focus, en Gran Bretaña se denuncian 70.000 desapariciones cada año, en Italia se abrieron 1.805 expedientes por este motivo en 2005, en Bélgica 10.022, en Alemania 1.620 siguen clasificados hoy como desaparecidos. En EEUU, el Centro Nacional de Menores Desaparecidos y Explotados inició el año pasado una campaña contra la desaparición de menores, en un país donde, según sus datos, cerca de 58.000 menores son secuestrados anualmente por extraños, de los cuales 13.300 son hispanos.
En noviembre de 2005, se celebró en Suiza la primera Cumbre Estados Unidos-Europa sobre Niños Desaparecidos y Explotados. Se acordó promover la creación a escala estatal de nuevos centros operativos inspirados en el Centro Nacional de Niños Desaparecidos y Explotados de los Estados Unidos y en Child Focus de Bélgica. Otra idea fue la creación de un número telefónico para informar sobre niños desaparecidos en todo el mundo. Este año ha entrado en funcionamiento a nivel de la UE un teléfono de emergencias para estos casos, el 116000.
Joseba VIVANCO