Haciendo de la necesidad virtud, Alfonso Alonso lleva ocho años llevando las riendas del Ayuntamiento de Gasteiz, tras acceder a la Alcaldía con apenas 32 años. En 2003, tras volver a ser el candidato más votado, el primer edil se valió del apoyo otorgado por un todavía acomplejado PSE, que no era capaz de sacudirse el marcaje de un PP que parecía destinado a eternizarse en La Moncloa, para repetir en el cargo. Y si bien fue objeto de una moción de censura más virtual que real en otoño de 2005, ha podido completar la legislatura sin excesivos sobresaltos. Su reelección, sin embargo, se observa complicada, y las quinielas apuestan por un pacto entre PNV y PSE para ocupar su lugar.

Es cierto que presuntas irregularidades urbanísticas, como las de Ali e Ibaiondo, han sido utilizadas por la oposición para cargar contra el equipo de gobierno en las últimas semanas, ya en vísperas de la campaña, pero en el ámbito institucional, en el que la izquierda abertzale ha estado excluida del Consistorio, estos cuatro años han sido más bien plácidos para un Alonso que, en minoría, ha sabido pactar con unos y con otros.

Política social «nefasta»

Con proyectos como el de la plaza de toros, el tranvía o la remodelación de la Virgen Blanca -el del auditorio se le ha atragantado-, entre otros, como bandera, el alcalde más importante del PP en la CAV ha pretendido trasladar la imagen de una ciudad tranquila y formal, en la que «se vive bien».

Al otro lado de este espejo trucado, sin embargo, existe una realidad social que nos habla de otra Gasteiz, en la que la precariedad, las desigualdades y la desasistencia son cada vez mayores. Así lo han denunciado colectivos como Elkartzen, que no duda en calificar la política social del gobierno municipal como «nefasta». Desde este organismo, Esther Pérez apunta que la actuación del equipo de Alonso ha seguido la misma trayectoria que en su primera legislatura, de modo que «se ha dado un retroceso» en todo lo referente al ámbito social, con una mayor precariedad y exclusión.

Según explica Pérez, «se han producido recortes en las ayudas sociales, se sigue sin garantizar el umbral de la pobreza» y, junto a ello, se constata también «un recorte general en los servicios públicos» a los que pueden acceder los gasteiztarras, de forma que «se dificulta la participación social activa».

El de la vivienda es otro de los ámbitos en los que trabaja Elkartzen y, a este respecto, denuncia la gestión negativa desarrollada por el gobierno municipal, que ha propiciado que este derecho básico «se sortee».

En este ámbito, este colectivo ha protagonizado varias movilizaciones, en especial cada vez que se han producido sorteos de viviendas, y también ha salido a la calle, habitualmente acompañado por otros organismos, en denuncia de otras actuaciones del equipo de Alonso. El resto de los grupos municipales no se escapa de la crítica de Elkartzen, que denuncia que «el Ayuntamiento se ha blindado a las iniciativas sociales»

El movimiento vecinal de Gasteiz ha adquirido en estos cuatro años una gran relevancia en la respuesta popular ante las iniciativas del gobierno local. Y es que, además de actuaciones muy polémicas acometidas en diversos barrios de la ciudad, desde el punto de vista del modelo participativo la gestión del PP es calificada de «absoluto fracaso» por Guillermo Perea, infatigable trabajador y referente del movimiento vecinal de la capital alavesa.

«Hemos retrocedido respecto a los cuatro años anteriores, mucho, y los intrumentos que teníamos han ido decayendo», critica Perea, recordando, asimismo, que hasta el último año de legislatura no se ha aprobado un nuevo Reglamento de Participación Ciudadana, de forma que en tres años «hemos estado absolutamente colgados». En esta misma línea, censura que un instrumento que había sido consensuado por todas las asociaciones de vecinos, como el Consejo de Participación Vecinal, «ha sido borrado de un plumazo». Destaca también el fracaso de marcos como los consejos territoriales, con los que los grupos políticos «querían alejar el Ayuntamiento, el meollo político», de los vecinos y vecinas.

Frente a ello, Perea subraya en términos positivos la actividad del movimiento vecinal que, con las movilizaciones desarrolladas en torno al IBI como punto de inflexión, ha dado réplica a multitud de iniciativas del Consistorio. Movilizaciones, recogida de firmas... «Esta legislatura ha sido la de las firmas, hemos recogido ni se sabe cuántas firmas», evoca, valorando la respuesta dada por los vecinos y vecinas de Gasteiz.

El PERI y el gaztetxe

Unas de las iniciativas municipales que mayor contestación vecinal ha originado ha sido el Plan Especial de Rehabilitación Integral (PERI) de Alde Zaharra, en contra del cual hace escasas semanas se movilizaron más de un milllar de vecinos. Adosado al PERI, elementos como las rampas -constantemente saboteadas-, expropiaciones... y la situación del gaztetxe.

La casa de la colina ha cumplido este año su 19 aniversario, y el acoso al que ha sido sometido desde su nacimiento no se ha reducido con Alfonso Alonso. Al contrario, el alcalde, que se jacta del número de grúas que domina el horizonte de esta ciudad -Salburua, Zabalgana...-, ha tratado de tirar el gaztetxe desde que arribó al gobierno.

Desde la gazte asanblada denuncian que ésta ha sido una legislatura basada «en la mentira, en decir una burrada tras otra sobre la juventud, y a nosotros también nos ha tocado recibir bastante».

Estos jóvenes, que critican al primer edil del PP pero que también censuran la actuación del resto de grupos municipales, consideran que la decisión sobre el gaztetxe, cuyo proyecto de derribo ya ha sido elaborado y tasado, «es política y económica», ya que «éste es un proyecto popular del que ellos no sacan beneficio».

Como contrapunto, hay que recordar las multitudinarias respuestas que la sociedad gasteiztarra ha dado a cada agresión, con el Gaztetxe Eguna como máximo exponente.

Si algo ha marcado esta legislatura ha sido el apartheid político contra la izquierda abertzale. Blanca Martínez de San Vicente, portavoz de Gasteiz Izan, recuerda lo duro que fue en un primer momento su exclusión, aunque, con la perspectiva de cuatro años, considera que el balance del trabajo realizado es positivo. «Fue duro ver cómo el resto de los partidos siguió con su juego, pero lo más positivo ha sido ver la capacidad que hemos tenido de respuesta», destaca, subrayando el «aire fresco» que les han brindado los organismos sociales, vecinales y sindicales de la ciudad, «que nos han tratado como a un grupo político más».

Cuatro años después, la izquierda abertzale ha vuelto a quedar fuera de la legalidad española. Ane Agirregomezkorta, cabeza de lista de ANV, tiene claro que les han excluido porque «sabían que íbamos a hacer una verdadera oposición», algo que «no han ejercitado el resto de los grupos». Frente a esa situación, valora que el voto a ANV «es la única opción, no sólo ante estos comicios, sino para que podamos decidir entre todos el futuro de nuestro pueblo».