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Las películas que compiten por la Palma en Cannes no dan la talla

«Une vielle maîtrese», de la francesa Catherine Breillat, y «We own the nigth», del estadounidense James Gray, fueron acogidas por la prensa con frialdad. La primera, porque no cumple las expectativas que despierta su directora, y la segunda, por ser demasiado previsible.

Eliseo GARCÍA | CANNES

Tras descalabrarse en casi todas sus tentativas de ascenso a la cima de lo sublime, la competición por la Palma de Oro en este 60º Festival de Cannes optó ayer por otro deporte de riesgo, el descenso a los abismos del ridículo.

Comenzando por «Une vielle maîtresse», de la francesa Catherine Breillat, una trama pasional ambientada en el siglo XIX y protagonizada por Asia Argento, lo más generoso que cabe decir es que resulta insatisfactoria.

Escritora con más de trece libros publicados y guionista de cintas como «E la nave va», de Federico Fellini, Breillat tenía tanto empeño por hacer esta película que ni siquiera pudo impedírselo la embolia cerebral que la dejó hemipléjica hace tres años. «Quizás sea un filme hemipléjico», reconoció ayer con tanta ironía como amargura Breillat (1948), en la rueda de prensa tras el pase del filme, acogido con un breve aplauso. Un aplauso que cabe considerar también un signo de cortesía hacia la directora, dado que durante la proyección hubo huida de público y carcajadas, todas ellas en momentos supuestamente dramáticos.

Y es que Breillat, que se ganó fama de tratar la sexualidad femenina desde un punto de vista innovador en los once filmes hechos entre «Une vraie jeune fille» y «Une vieille maîtresse», no está con esta «vieja amante» de 2007 a la altura de aquella «joven chica» de 1975.

Chocante en especial en esta impostada historia resulta Asia Argento, en el papel de una mujer fatal de Andalucía que cumple escrupulosamente con todos los tópicos, desde fumar puros hasta adornarse el pelo con peinetas y floripondios.

Lo malo es que a esta mujer fatal en alguna escena de cama se le ve el tatuaje que tiene al final de la espalda, y en otras da que pensar si se ha puesto implantes mamarios, cosas poco frecuentes en el siglo XIX.

Como también es insólito que la encallecida prensa del Festival de Cannes reciba con puros abucheos a una película por detestable que sea, como le ocurrió en el pase a «We Own the Night», de James Gray. Y eso que el filme del estadounidense, que aspira a ganar la Palma de Oro por segunda vez tras intentarlo en 2000 con «The Yards», tiene una muy correcta factura, elementos de ambientación cuidados y alguna secuencia de acción merecedora de un notable alto. Sin embargo, esta historia policial que trata las relaciones entre dos hermanos suspende en la nota final por ser demasiado de género, en el sentido de que desde el primer fotograma es enojosamente previsible. La película además recuerda bastante a «Little Odessa» (1994), la ópera prima de Gray.

«We Own the Night» está protagonizada por Eva Mendes, el venerable Robert Duvall y Joaquin Phoenix, quien ante la prensa estuvo hiperactivo, haciendo aspavientos, riéndose e interrumpiendo a sus compañeros, con lo que parecía metido aún en el papel de politoxicómano que interpreta al principio de la película. «Es un gran artista», dijo sobre él Gray en cuanto Phoenix le dejó decir más de dos palabras seguidas.

«Era así todos los días; eso no era trabajar, era luchar», añadió lacónico Duvall sobre su compañero, quien manifestó su incapacidad para tomarse en serio la situación. Lo malo es que al público le pasó lo mismo respecto a su papel en la película.

Martin Scorsese rebosa proyectos

Tiene 64 años, una filmografía brillante, un proyecto para salvar el patrimonio fílmico y, desde hace tres meses, un Oscar. Pero Martin Scorsese tiene también un don: el de ser capaz de encontrar algo que valga la pena en cualquier película. «Es como la pintura: cualquier cuadro tiene algo interesante, sólo hay que tener paciencia», explica el cineasta neoyorquino en Cannes.

Su amor por el cine le ha llevado a regresar al Festival para presentar su Fundación del Cine Mundial, destinada a salvaguardar el patrimonio fílmico. Scorsese desearía dedicar más tiempo a esta labor, pero «todavía me gusta hacer películas». De hecho, tiene entre manos un filme con Leonardo di Caprio basado en el presidente estadounidense Roosevelt. También tiene en mente un proyecto para narrar la historia de Estados Unidos a través de la música popular, otra de sus pasiones. Precisamente, está terminando otra película sobre los Rolling Stones. El filme, titulado provisionalmente «Shine a Light», se basa en la última gira de la banda británica.

E.G.

CAZAAUTÓGRAFOS

Por primera vez, la Alcaldía de Cannes ha permitido a los ciudadanos que gozan esperando durante horas a sus actores atar sus asientos y escaleras a la barrera metálica para que no tengan que pasar toda la noche guardando su sitio en primera fila.

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