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«LAB es una realidad consolidada en todo el territorio nacional»

La editorial Txalaparta acaba de editar «Historia del sindicato LAB. Hator gorrira! (2000-2005)». El periodista Joxerra Bustillo Kastrexana, autor del volumen, y Eugenio Etxebeste, miembro de Ipar Hegoa Fundazioa, aclaran a GARA los motivos y pormenores del trabajo de los hechos más recientes del sindicato que lidera Rafa Díez Usabiaga.

Rebeka Calvo

La implantación del sindicato en el conjunto de los seis territorios históricos, la celebración del sexto congreso en Iruñea, la defensa de los derechos civiles y políticos de Euskal Herria, el compromiso por un nuevo modelo social basado en la justicia y la solidaridad... son algunos de los acontecimientos de este comienzo de siglo que serán testimonio del incansable recorrido de este sindicato vasco en su camino hacia la defensa de una clase, la trabajadora, y la construcción de una nación, Euskal Herria», así se resume y recoge la historia de LAB en este inicio de siglo XXI.

Tras la publicación en el año 2000, también de la mano de Txalaparta, de la primera parte de la historia del sindicato LAB con sus primeros 25 años de vida, Ipar Hegoa Fundazioa acaba de presentar la segunda parte, «Historia del sindicato LAB. Hator gorrira!». Según la fundación, la publicación trata de dotar al público en general, y a sus afiliados en especial, de una herramienta que permita conocer de primera mano la trayectoria de la central.

Eugenio Etxebeste, de Ipar Hegoa, adelanta que los motivos de la publicación son que nos encontramos «en una sociedad aprisionada por los acontecimientos cotidianos, en donde las inercias se imponen sobre las dinámicas, perdiendo perspectiva tanto en el cómo hemos llegado a ser lo que somos y cuáles son las pautas para alcanzar los objetivos que deseamos». También añade que «la responsabilidad que debe tener un sindicato como LAB en ofertar un modelo económico y social para la clase trabajadora y el conjunto de la población de Euskal Herria, nos debe llevar a un esfuerzo de análisis, para reconocer las claves que nos han llevado a la actual situación y poner los medios para poder superarla».

La edición del libro forma parte de todo un trabajo de difusión de análisis e ideas que lleva a cabo la fundación. En este sentido Etxebeste apunta a que nos encontramos ante «fórmulas de perversión en el lenguaje, con conceptos prostituidos, en comportamientos impuestos desde el sistema, generando dispersión y confusión, en lo que tenía que ser un marco de evolución y progreso desde instancias populares. Y, de ahí, el esfuerzo de conocernos, de recobrar pasados, no para revivirlos, sino para evitar errores, sumar los aciertos y situarlos en perspectiva de mejora en las condiciones de vida y trabajo».

40.000 afiliados

El autor del libro, Joxerra Bustillo, explica que la principal conclusión que se puede sacar de los seis años de actividad sindical es que LAB «es una realidad sindical consolidada en todo el territorio nacional. Prueba de ello son los buenos resultados cosechados en las últimas elecciones sindicales, con incrementos de representatividad en todos los territorios y un 16% en Hego Euskal Herria o el haber alcanzado ya los 40.000 afiliados».

Para Bustillo, «la trayectoria nítida como sindicato nacional y de izquierdas, le destaca del resto de organizaciones, así como su enorme poder de conexión con los sectores jóvenes, aunque es cierto que el elevado índice de precariedad dificulta en buen grado el trabajo sindical en algunos sectores».

Así, Bustillo afirma que «el sindicato ha logrado conformarse en todos los territorios vascos y es una organización verdaderamente nacional». A partir de la iniciativa de un grupo de trabajadores de Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa, la central tomó en su congreso del año 2000 el compromiso de actuar en esos territorios y así lo ha hecho hasta la actualidad y con un nivel de actividad que reafirma la presencia de LAB.

Otro de los puntos que se abordan en el volumen es la dimensión internacional de LAB. Tras años como mero observador, desde el último congreso celebrado en La Habana, es miembro de pleno derecho de la Federación Sindical Mundial (FSM). «Ha costado mucho vencer las reticencias que las organizaciones internacionales, como la FSM tienen en su seno, ante realidades nacionales sin Estado, como es el caso vasco. Esa es la clave de la entrada en la Federación, ya que más allá del reconocimiento que se hace a LAB se encuentra el reconocimiento de una realidad como Euskal Herria, ya que el ingreso en la FSM se ha realizado como sindicato exclusivamente vasco y con todas las consecuencias», precisa Bustillo.

La fusión entre la CIOSL y la CMT ha dado lugar a la Confederación Sindical Internacional, en la que entre otros sindicatos, se encuentra ELA. Precisamente las relaciones con el sindicato que dirige José Elorrieta son otro de los aspectos que se abordan en el libro, valorando el final de la unidad de acción sindical y lo que ha implicado. «Aquella unidad tuvo aspectos positivos para los dos lados, ya que a ELA le dio crédito como central abertzale y combativa, mientras a LAB le dio una mayor impronta de sindicato con mayoría de edad y capaz de ejercer sus propias responsabilidades. No obstante las circunstancias y el afán hegemónico de ELA dieron al traste con aquella experiencia, seguramente traumática para muchos afiliados de ambas centrales», explica el autor.

Desconfianza

Sobre las claves de la ruptura Bustillo advierte de que en el libro se cuenta lo ocurrido en Mallabia, en una reunión del más alto nivel entre los dos sindicatos, tras la que se produjo con el tiempo un distanciamiento que permanece hasta la actualidad. «Lo que voy a decir debe ser tomado como opinión personal. ELA, en el verano del 99, con la tregua de ETA operando sobre todo el escenario socio-político del país, hizo una apuesta para poner los cimientos de una futura intersindical nacional vasca. Planteó a la dirección de LAB compartir caja de resistencia, fusionar las fundaciones y extender la acción sindical de forma conjunta a Ipar Euskal Herria. Esa `oferta' fue tomada como una OPA hostil por parte de los receptores de la misma, que entendieron que ELA pretendía absorberles, y ahí se empezó a abrir un foso de desconfianza que el paso del tiempo no ha sido capaz de superar».

En cuanto a los desafíos que deberá afrontar LAB, el autor desgrana algunos: «los campos de trabajo del sindicalismo de cara al siglo XXI deben ser renovados. Sin dejar de centrar la acción sindical en las empresas y en los trabajadores por cuenta ajena, se abren otras áreas como el de los trabajadores autónomos, muchos de los cuáles los son de forma obligada por las empresas que les subcontratan.

LAB también está dando ya algunos pasos en la organización de los trabajadores prejubilados y jubilados, un colectivo cada vez más numeroso y al que hay que dotar de marcos de actuación. Una tercera línea sería la de la organización de las personas procedentes de fuera de nuestro país, para lograr que al tiempo que defienden sus derechos como clase trabajadora se identifiquen con la nación que les ha acogido».

El libro, sin duda, fija esta parte de la historia más reciente de LAB y muestra los pasos firmes de un sindicalismo abertzale, que avanza en defensa de los trabajadores.

«GarantÍa de perfil de organizacion socialista»

Los números no mienten, LAB pasó de unos 31.000 afiliados en 2001 a casi 40.000 en 2005. «En las elecciones sindicales básicamente lo que se ha dado es una subida en los años 80, logrando entonces el 5% del total de delegados, y ahora, que esta alrededor del 16% en Hego Euskal Herria. Es innegable que se ha ido dando un repunte hacia arriba de forma permanente», indica. Siendo LAB un sindicato muy implicado en la izquierda abertzale, la coyunturas que le afecta, también lo hace al sindicato, «para bien o para mal». Sin embargo, en las elecciones sindicales de 2002, «los observadores preveían que LAB iba a ser castigada por la ruptura de la tregua, con todo lo de Lizarra Garazi...Pero para sorpresa de muchos lo que se dio fue una subida, aunque leve. Creo que se debe a que LAB siempre ha seguido una línea de coherencia».

La pregunta siguiente es qué aporta LAB a la Izquierda Abertzale. «Le da un contenido socialista al proyecto de la izquierda abertzale. Cuando se habla de la izquierda abertzale, de una izquierda independentista y socialista, LAB como sindicato y organización, con más de 35.000 afiliados, es el núcleo que dota a la izquierda abertzale de su verdadero perfil de organización socialista. LAB es la garantía de futuro para que la izquierda abertzale tenga un carácter socialista en su desarrollo». Rebeka CALVO

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