«Ladrillos» en Sabin Etxea contra «el urbanismo salvaje y la especulación»
Disfrazados de ladrillo. Así se manifestaron, ayer, ante Sabin Etxea, miembros de los colectivos Eguzki y Elkartzen, junto a vecinos de municipios con gran desarrollo urbanístico, a fin de denunciar esta práctica cuyos responsables, dijeron, «tienen nombres, apellidos y partido».
Kepa PETRALANDA
«Allí donde inauguréis nuevas Marbellas vascas, las personas-ladrillo no faltarán para acompañar vuestro monólogo; más ladrillo, más cemento, más dinero». De esta manera adelantó Alberto Frías, en nombre del colectivo ecologista Eguzki y de la plataforma Elkartzen, cómo va a ser la iniciativa que arrancó ayer frente a la sede central del PNV, en Bilbo y con la que pretenden denunciar «el urbanismo salvaje y la especulación».
Frías manifestó que en Euskal Herria, «sabemos que cuando partidos como el PNV hablan de desarrollo sostenible y de derecho al acceso a una vivienda, sus amigos constructores ya han enchufado la hormigonera, sus amigos banqueros ya han diseñado los préstamos a treinta años y sus propios alcaldes ya han recalificado los terrenos».
En la iniciativa, junto a miembros de Eguzki y Elkartzen tomaron parte vecinos de los muchos municipios en los que se han denunciado operaciones especulativas. Una docena de personas se disfrazaron de «personas-ladrillo», enfundados en llamativos ladrillos de color naranja hechos en goma-espuma.
Con presencia de la Ertzaintza y el notable despliegue técnico en los alrededores de la sede del PNV, con motivo de la consulta electoral de hoy, los congregados enarbolaron, además, sendas pancartas de Eguzki, con el lema «Hirigintza basatiari stop» y Elkartzen, en la que se podía leer «Euskal Herrian 255.263 etxebizitza hutsik. Espekulaziorik ez! Hutsik dauden etxeak, alokairu sozialera!».
La denuncia de las políticas urbanísticas que se desarrollan en Euskal Herria sirvió para apuntar ejemplos concretos como los de Bakio, Artziniega, Bastida, Lezo, Lezama y Getxo, entre otros, tras lo que Frías, en nombre de los concentrados, se refirió «a los salvadores de la patria que cuando hablan de urbanismo hay ya un ejército de tecnócratas con sueldo de merce- nario haciendo planes incomprensibles, papeles y papeles para esconder las 255.263 viviendas vacías. Un país de ventanas cerradas -añadió a renglón seguido- para un pueblo con los ojos vendados, ciego, sordo y, sobre todo, mudo».
Eguzki y Elkartzen adelantaron que «allí donde inauguréis más Marbellas vascas, las personas-ladrillo no faltarán para acompañar vuestro monólogo; más ladrillo, más cemento, más dinero».
Ambos colectivos incidieron en el dato de las 255.263 viviendas vacías que se contabilizan en Euskal Herria e incidieron en la necesidad de impulsar el alquiler social frente a la especulación.