«El médico debe tratar al paciente como a él le gustaría ser tratado»
Doctor en Medicina y Sociología, preside el Foro Estatal del Paciente que agrupa a las grandes asociaciones de enfermos. Un cáncer ya superado le cambió la vida y la visión de la relación médico-paciente. Hace unos días pasó por el Hospital de Cruces donde habló a los médicos de los cambios sociales.
Joseba VIVANCO |
Albert Jovell responde que ha hecho dos carreras de Medicina: sentado, como médico, y tumbado, como paciente. Por eso, sabe muy bien lo que es estar a los dos lados de la consulta médica.
Cuando les expone a los médicos, colegas suyos, su visión sobre la relación médico-paciente, ¿qué cara le ponen?
Suelen mostrarse interesados. Los profesionales de la salud suelen ser muy receptivos a este tipo de consideraciones. Por otra parte, la sanidad está experimentando un cambio social sin precedentes en la historia de la humanidad, por lo que las reflexiones sociológicas son bienvenidas.
¿La relación entre médico y paciente o familiar, más que un diálogo, es un monólogo?
Depende mucho del médico y del paciente. No hay un estándar. De todas formas, es cierto que los pacientes desean expresar sus temores y, por tanto, agradecen mucho las explicaciones de los médicos
¿Debería haber alguna regla de oro en el diálogo entre médico y paciente?
Confianza y respeto mutuo son los elementos claves.
Porque, corríjame si me equivoco, en las facultades de Medicina sigue sin haber una asignatura sobre cómo relacionarse con pacientes y familiares...
No estamos abordando ese tema con la importancia debida en las facultades de Medicina, donde pesa demasiado el conocimiento de la estructura y la fisiopatología del ser humano sobre el conocimiento de cómo relacionarse.
¿Por qué a los médicos les cuesta derrochar un poco de la simpatía de que suelen hacer gala las enfermeras? ¿Quizá hay un máxima escrita de no empatizar con el paciente?
Un primer problema es la presión asistencial que limita el tiempo de contacto. Y un segundo aspecto está relacionado con la imposibilidad de dar respuesta a todos los interrogantes que plantea la enfermedad, que es una condición asociada a la incertidumbre.
¿Es un error mantener que los médicos siguen estando sólo para salvar vidas?
Sí, absolutamente. La enfermedad más frecuente es crónica y no se cura. Hay que cuidar, confortar y, si se puede, curar. El objetivo debe ser mejorar la calidad de vida.
Los pacientes unidos, podríamos decir, jamás serán vencidos. Pero supongo que lo complicado será unirlos...
No lo ha sido tanto, porque era una necesidad sentida. El hecho de estar afectado por una enfermedad afecta a muchas personas. Lo importante ahora es no decepcionarles.
¿De qué derechos debe ser consciente el paciente que acude al hospital nada más cruzar esa puerta?
En nuestra web www.webpacientes.org se pueden encontrar diez derechos básicos que se incluyen en la de nominada Declaración de Barcelona de las Asociaciones de Pacientes. De todas formas, el principal derecho es el principio de reciprocidad: que te van a tratar como le gustaría ser tratado al que te trata si estuviera en tu lugar.
¿Y de qué deberes? ¿Quizá el de ser consciente de que como una bioética me dijo, el médico tiene la obligación de poner los medios, no los resultados?
El deber de autocuidarse y comprometerse con la mejora de la salud de uno. El médico tiene que ser honesto con el paciente, indicándole las posibilidades y las limitaciones.
Bien tratados, pero mal informados, ¿ésa podría ser la realidad del paciente?
La información podría mejorar mucho. Creo que abunda el paternalismo, pero también el paciente que lo pide.
Las denuncias del personal sanitario y médico por agresión, ¿es algo que los medios de comunicación magnifican?
Personalmente, pienso que ahora hay más, porque la gente es más consciente de las posibilidades del sistema y tolera mal las esperas. Antes había más resignación ante la adversidad.
¿Y que las salas de espera en Urgencias estén siempre a rebosar es un reparto de culpas?
Es propio de un crecimiento poblacional, de la existencia de listas de espera y de una mala educación cívica de algunos usuarios.
Hoy, el ciudadano acude a un hospital o a la consulta del médico de cabecera después de tragarse House, Hospital Central, Urgencias... ¿en qué medida están cambiando la actitud del paciente con respecto a la práctica médica?
Hay que verlas con sentido crítico y como lo que son: ficciones. Se centran en la anécdota y la satirizan. No son un reflejo de la realidad cotidiana. No creo que influyan mucho en los pacientes. La verdad es que no las veo más que excepcionalmente.
Usted ha estado a los dos lados. Ha sido médico y enfermo, en su caso de cáncer. ¿Tuvo que pasar al otro lado para darse cuenta de ciertas cosas?
Sí. He hecho dos carreras de Medicina. Una en posición vertical y otra en posición horizontal. Como enfermo ves muchas cosas a mejorar que como médico no veía.
El cáncer no existe, lo que existen son los enfermos de cáncer, le he leído. ¿El cáncer es, sobre todo, soledad?
Es una enfermedad que se asocia a la soledad, del enfermo y del familiar directo. Es una ruptura radical con la cotidianeidad y un miedo constante al futuro.
Hay vida después del cáncer. Usted quizá dio ese ánimo alguna vez, pero también lo recibió. ¿Se lo creyó desde el principio?
No tienes más remedio que creértelo para seguir luchando. Aprender a convivir con el cáncer es un buen tratamiento.
«El médico está para cuidar, confortar y, si se puede, curar. El objetivo debe ser mejorar la calidad de vida»