«La gente se identifica con mis historias porque buscan el sentido de la vida»
Escritor. autor de «Martes con mi viejo profesor».
El novelista Mitch Albom (Passaic, New Jersey, 1958) recogerá hoy en Bilbo la Pluma de Plata al autor más vendido en el marco de la presentación de la trigésimo séptima edición de la Feria del Libro que se abre mañana en el Arenal. El escritor norteamericano, conocido sobre todo por su best-seller «Martes con mi viejo profesor», acaba de editar en castellano «Un día más» (Editorial Maeva).
Karolina ALMAGIA | BILBO
De sus novelas «Martes con mi viejo profesor» y «Las cinco personas que encontrarás en el cielo» se han vendido cerca de 20 millones de ejemplares, pero él sigue viviendo en la misma casa, usando el mismo coche y escribiendo columnas en el mismo periódico local. Viste con sencillez, camiseta y pantalón negro, y esconde sus grandes orejas con una tupida cabellera que no parece natural. Con todo, aparenta bastante menos que los 49 años que acaba de cumplir.
Las cifras de venta de sus libros son apabullantes. ¿A qué atribuye semejante éxito?
Oh, para mí también son apabullantes. De hecho, cuando escribí «Martes con mi viejo profesor» nunca pensé que iba a ser un éxito; es más, lo escribí con idea de que mi profesor pudiera pagar las facturas de los médicos y fue rechazado por muchas editoriales porque hablaba sobre la muerte. Cuando se convirtió en un éxito empecé a preguntarme cuál era la clave y pensé que quizás la gente estaba buscando el sentido de la vidas y por eso hacía suya la historia con mi viejo profesor.
Tienen algo de fábula sus libros. ¿Los escribe con esa intención?
Quizás sí. Intento que mis libros sean lo más sencillos posible. Si a eso le añades un poco de magia, sí pueden tener algo de fábulas, de cuentos. Me acuerdo mucho de los cuentos que leía de niño, mientras que a veces no recuerdo el contenido de libros potentes que he leído recientemente.
¿Por qué ese empeño en la sencillez?
Lo espiritual, lo trascendente, el cielo, la muerte, la reconciliación, aparecen constantemente. ¿Se podrían comparar con los libros de autoayuda?
No, yo no sabría escribir libros de autoayuda; no soy médico, ni sicólogo, simplemente cuento historias sobre temas que me parecen interesantes. Y si te hacen pensar y aprendes algo, yo encantado.
¿Se puede entender «Un día más» como un homenaje a la figura de la madre?
Sí, efectivamente. Sobre todo es un homenaje a mi madre. Después de escribir «Las cinco personas que encontrarás en el cielo» la gente me decía: `qué no daría por volver a pasar en vida un día más con alguien que ha muerto'. A mí me ocurrió que una mañana llamé a mi madre, que es bastante mayor, y al colgar me invadió un sentimiento de tristeza porque de repente pensé: `el día que se muera no voy a poder coger el teléfono para llamarle'. Ese día empecé a tomar conciencia de lo que significa que muera tu madre y empecé a gestar este libro.
Aborda también el tema de cómo afecta a los niños la separación de los padres y presenta la infancia como un tiempo no tan feliz como presuponemos.
Algunas de las historias de la infancia están sacadas de mi propia vida. Mis padres nunca se divorciaron pero lo he vivido de cerca con otros niños y he comprendido que los hijos de padres separados se sienten como partidos por la mitad, sobre todo porque muchas veces se les fuerza a tomar partido por uno o por otro. Eso es muy duro para un niño.
Su libro refleja, además, la obsesión que tienen algunos padres por que sus hijos triunfen, en este caso en el beisbol. ¿Es algo que usted vio de cerca en su época de cronista deportivo?
Sobre todo, he visto a grandes deportistas que cuando acababan su vida profesional se lamentaban continuamente de que sus días buenos ya se habían acabado. Quieren mantenerse igual de jóvenes, igual de atletas. Hoy en Estados Unidos veo a muchos padres empujando a sus hijos para que se conviertan en grandes jugadores de beisbol remarcando el vínculo de `si juegas muy bien te voy a querer mucho'. Es horroroso hacer eso a un niño.
Cuando uno vende tantos ejemplares como usted suele ser mirado con desconfianza por la crítica y por la comunidad de escritores. ¿Le ha sucedido?
Cuando publiqué mi primer libro las críticas fueron muy buenas; se alabó sobre todo el estilo sencillo que utilizaba. Cuando publiqué el segundo, escrito con el mismo estilo, aunque mejorado porque algo había aprendido en esos seis años, la crítica puso pegas y dijo que el estilo era `demasiado sencillo'. Pero yo creo que quien juzga mejor son los lectores y al menos en Estados Unidos no hacen mucho caso a las críticas.
¿Cómo ha cambiado el éxito su vida personal?
Para mí el éxito no ha supuesto un cambio grande. Como periodista deportivo ya era muy conocido y ganaba mucho dinero. Sigo viviendo en la misma casa, tengo el mismo coche y el mismo número de teléfono. Aún escribo mi columna en el periódico de mi ciudad natal porque ellos me dieron mi primera oportunidad y no quiero dejarles en la estacada. El cambio ha venido por la forma en que se acerca la gente a mí. Cuando escribía de deportes me comentaban el último partido, ahora se me acercan más tímidamente y me hablan sobre el dolor, la muerte de un familiar y ese tipo de temas.
«Los hijos de padres separados se sienten como partidos por la mitad, sobre todo cuando se les incita a tomar partido. Eso es muy duro para un niño»
«Cuando escribes sobre la muerte o la enfermedad no puedes recargar la escritura. Busco la manera más sencilla de decir las cosas»