Ahora que han pasado las elecciones, todos se aprestan a dar consejos. No se sabe muy bien quién ha ganado y quién ha perdido, pero cada sacristán le plancha la capa a su santo.

Pablo Sebastián, en «Abc», le hacía los deberes a la derechona y le advertía en tono grave «que no se equivoquen en el PP, si Zapatero vuelve a ganar las próximas elecciones generales el PSOE no sólo se quedará en el poder una segunda legislatura sino que, posiblemente y tras la consolidación del liderazgo de Zapatero, permanecerán mucho más tiempo, culminarán la negociación con ETA -al precio político que sea- y la reforma confederal del Estado». Y si suceden tantas catástrofes concatenadas, «en el PP se abriría una larga crisis y cruenta batalla por la sucesión de Rajoy».

De ahí a hablar de Nafarroa y de ETA no hay más que un pasito, que Sebastián da con gracilidad de bailarín: «los analistas de la Moncloa temen que si no hay pacto Nafarroa Bai, ETA volvería a matar y ello sí que sería, electoralmente, su final». Y eso, en opinión de Pablo Sebastián, le hace confiarse en exceso al PP. Como de lo que se trata es de asesorar a los de Rajoy,advierte que «la derrota de Zapatero en las municipales y la encrucijada en la que está, entre ETA y Navarra, hacen pensar a la cúpula del PP que el camino de la recuperación del poder está expedito (...) pero el PP se puede equivocar de manera irremediable -España es mucho más que Madrid y Valencia- si no modera su discurso, no se abre al centro, y no pone caras nuevas -como las de Gallardón, García-Escudero, Pastor, etcétera- al frente del partido y en sustitución de sus más notorios portavoces». O sea, que no están tan bien las cosas en la casa de la derecha. Peor aún si considera el autor que el PP no tiene posibilidad alguna de pactar con los nacionalismos-regionalismos: «Ya lo advirtió Alvarez Cascos en el último Gobierno de Aznar, en plena euforia de la mayoría absoluta, al decir que `no se debían envenenar todos los pozos' por si el PP, un día no lejano, necesitaba beber de esas mismas fuentes, y acertó. De ahí la importancia de un nuevo equipo de dirigentes que modere y centre el discurso político del PP con credibilidad, y que, si llega el caso, tengan capacidad para pactar y negociar un nuevo gobierno nacional». ¡Todos a casa!, viene a decir.