El Ejército libanés se enfrenta ya en otro campo de refugiados palestinos
Quince días después del estallido de la crisis en Nahr al-Bared, un segundo campo de refugiados palestino, esta vez en el sur del país, es ya escenario de enfrentamientos. La advertencia lanzada hace días desde los otros campos -«no dejaremos que masacren impúnemente a nuestros hermanos»- comienza a ser realidad. Y Líbano se sumerge cada día más en lo que parece su sino: la autodestrucción por encargo.
GARA |
El islamismo armado ha abierto un nuevo frente en el campo de refugiados palestinos de Ain Helue, en el sur de Líbano, mientras el Ejército libanés continuaba su ofensiva, lanzada el pasado 20 de mayo, contra el campo de refugiados de Nahr al-Barad, en el norte del país.
Dos soldados libaneses y dos islamistas de la organización Jund al-Cham murieron en enfrentamientos en la madrugada de ayer lunes en la entrada al campo de Ain Helue, en la periferia de la ciudad de Saida.
El Ejército envió ayer refuerzos a este sector. El campo de Ain Helue es el más poblado de los doce en los que está repartida la mitad (200.000) de la población palestina expulsada de su tierra y que tuvo que buscar refugio en Líbano. Está situado al lado del puerto de Saida.
Estos nuevos enfrentamientos en el sur, que cesaron temporalmente ayer por la mañana, estallan dos semanas después del inicio de la ofensiva militar contra otra organización islamista armada, Fatah al-Islam, que se ha hecho fuerte en el interior de las abigarradas calles del campo de Nahr al-Bared.
La situación en Nahr al-Bared parecía más calmada el lunes que en días anteriores, con exceción de tiroteos esporádicos.
Creciente preocupación
La prensa libanesa mostraba ayer su inquietud por la eventual extensión de los enfrentamientos al sur de Líbano, coincidiendo con un nuevo balance que eleva a 108 los muertos desde el estallido de la crisis.
Balance provisional, habida cuenta de que testigos y organizaciones de socorro aseguran que se cuentan por decenas los cadáveres sin retirar del campo de Nahr al-Bared.
«Jund al-Cham abre un nuevo frente contra el Ejército para apoyar a Fatah al-Islam», rezaba el titular del diario opositor libanés As-Safir.
Titular que obviaba el hecho de que refugiados palestinos de otros campos ya amenazaron -incluso amagaron- con un levantamiento general si proseguía la ofensiva contra sus hermanos de Nahr al-Bared.
Atentado en Beirut
Mientras tanto, un atentado con bomba destruyó a última hora de la tarde de ayer un autobús que circulaba por un barrio cristiano de la capital, Beirut, dejando un saldo de siete heridos.
Los vehículos estacionados al paso del bus, así como la fachada de un centro comercial próximo, resultaron destruidos por la potente explosión.
El Gobierno relacionó el ataque con la resistencia islamista en los campos y recordó las amenazas de Fatah al-Islam de extender su respuesta. Se trata del cuarto atentado que se registra en Beirut y en su periferia desde el estallido de la crisis, el pasado 20 de mayo.
En este último escenario, un comando especial del Ejército, formado por mil hombres, anunció una ofensiva terrestre.
En Hain Helue, decenas de refugiados huyeron de los combates y milicianos del movimiento oficialista al-Fatah se desplegaron por la mañana en el acceso al campo, plaza fuerte de los islamistas de Jund al-Charm.
Esta milicia islamista habría logrado infiltrarse en los barrios más pobres, justo al norte del campo, poblado por 45.000 refugiados palestinos.
Los doce campos de refugiados en Líbano están controlados por formaciones palestinas oficiales, sobre todo por al-Fatah, en virtud de un acuerdo tácito con el Gobierno libanés.
Unos campos donde la pobreza campa a sus anchas, verdadero semillero del islam armado. «Aunque no los veas, están por todas partes, también aquí», narraba un refugiado desde el campo de Baddawi, que alberga a decenas de miles de personas huidas de Nahr al-Bared.
Jund al-Cham, organización armada que libra desde el domingo enfrentamientos con el Ejército libanés en la entrada del campo de refugiados palestinos de Ain Helue, en el sur de Líbano, sería, al decir de los expertos, un grupúsculo sunita de alrededor de medio centenar de milicianos e incluiría a muchos libaneses buscados por la Policía.
Jund al-Cham significa «los soldados de Levante», en referencia a la antigua denominación árabe, «Bilad al-Cham», que designaba a Siria, el propio Líbano, Jordania, Israel y los últimos territorios palestinos ocupados, concretamente Gaza y Cisjordania
Los combatientes de este grupo salafista, en el que la jerarquía es muy fluída y que no cuenta con líder conocido, tiene fusiles de asalto, morteros y lanzagranadas RPG.
Se trataría mayormente de libaneses buscados por la Policía y acusados de participar en el levantamiento de finales de 1999 en la región sunita de Dinniyé, en el norte de Líbano. La revuelta fue brutalmente sofocada por el Ejército en una operación que dejó un saldo de 45 muertos. Los campos palestinos se han convertido en refugio para prófugos libaneses.
El grupo tiene también en sus filas palestinos, mayormente disidentes del grupo sunita Usbat al-Ansar, prohibido en Líbano desde 1995 tras la muerte en atentado de un religioso.
Usbat al-Ansar ha ganado terreno significativamente en los últimos años en el campo de Ain Helue. Eel campo ha sido recientemente escenaro de luchas cruzadas entre al-Fatah, otros grupos islamistas y Jund al-Cham, grupo éste que ya atacó anteriormente al Ejército libanés.
La explosión junto a un autobús en un barrio cristiano en Beirut dejó a última hora de ayer un saldo de siete heridos. Se trata del cuarto atentado en la capital desde el inicio de la crisis.