El Juzgado de lo Penal número 2 de Bilbo ha absuelto a una médica de una acusación de «homicidio por imprudencia» al considerar que la víctima habría muerto igualmente aunque la doctora hubiera actuado de forma eficaz. Los hechos ocurrieron en la Nochebuena de 2004, cuando un hombre de 45 años acudió a una clínica privada bilbaina y, tras realizarle varias pruebas como un electrocardiograma y una radiografía de tórax, la doctora de Urgencias le diagnosticó una taquicardia y le mandó a casa, donde falleció media hora después de un infarto agudo de miocardio. Según la sentencia, cuyo contenido fue difundido ayer por la agencia Efe, la magistrada absolvió a la doctora, para la que el fiscal solicitaba dos años de prisión y tres de inhabilitación, pese a considerar acreditado que existió «negiglencia por ignorancia inexcusable» al no ver en el electrocardiograma «signos indicativos» de que el paciente sufría un síndrome Wolk-Parkinson-White, que puede enmascarar los infartos. Pese a ello, la magistrada considera que la realización de las pruebas para certificar ese síndrome no habrían salvado la vida del fallecido.