Calentando banquillo
Incineradora para los DE CASA
Recuerdo aquellos tiempos de Atotxa en los que se silbaba a Jokin Uria. ¿Por qué? Nadie lo sabe. ¿Tan malo era? No era ningún crack, pero jugadores como él, cumplidores, los ha habido a patadas. Algunos un poco mejores, otros un poco peores. Alguien comenzó a silbar cada vez que saltaba al campo, se puso de moda y acabó siendo una costumbre. No hacía falta que tocara el balón. Se le silbaba incluso calentando. Y era DE CASA.
No sé si pasaba anteriormente, pero sí puedo asegurar con pleno conocimiento de causa que ha venido ocurriendo desde entonces. Están recientes en la memoria nombres como Alberto, De Pedro, Idiakez, Aranzabal... Todos ellos, DE CASA.
El último chivo expiatorio para parte de la parroquia realista -no toda- se llama Aitor López Rekarte. Toda su vida en el club, diez años en la primera plantilla... y pitado en Anoeta mientras esperaba en la banda para saltar al campo. Otro jugador DE CASA que se va a ir quemado. Esa era la impresión que me daba al menos en la entrevista publicada ayer por este diario.
Supongo que este mal no es exclusivo de la Real Sociedad, pero no por ello deja de ser lamentable. Aitor se irá, pero ya están identificadas dos posibles próximas víctimas -Xabi Prieto y Mikel Aranburu- de este síndrome que lleva a machacar a algunos jugadores porque sí, porque hay que pitar a alguien que está muy visto, que lleva aquí un montón de años, que no es un megacrack pero siente sus colores, y que es DE CASA.
El público es soberano, paga su abono o su entrada, y tiene derecho a criticar si considera que el espectáculo que se le ha ofrecido no está en consonancia con lo pagado. Pero en Anoeta un sector pita antes incluso de que se levante el telón. Si yo fuera Aitor, también haría la maleta.