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LeBron James y sus Cleveland Cavaliers rescatan las finales de la NBA del aburrimiento

David Stern, comisionado de la NBA, no se ha atrevido a echar a los Pistons el mismo capote que ofreció a los Spurs. Los de Michigan ganaron sus dos partidos en casa. Pero LeBron James respiraba en su nuca. Y ahora más, tras deshacerse de los Pistons en seis partidos, 4-2.

Así es, Cleveland verá en directo y en su cancha una final de la NBA por primera vez en los 37 años de historia de su franquicia: los Cavaliers. Y estas primeras finales de la NBA para los Cavs tienen un nombre propio: LeBron James, un jugador encumbrado por los medios de comunicación y los capos del marketing como el sucesor de Michael Jordan.

Pues bien, LeBron, con 23 años y tres temporadas como profesional, ha puesto a Cleveland en el mapa baloncestístico pero también en el mapamundi, en ese que seguramente aparecerá Cleveland por albergar el Museo del rock n' roll.

Y lo ha hecho a golpe de riñón. Canasta a canasta. Trabajando en una nueva dimensión. Recuperándose de los dos duros varapalos sufridos en la cancha de los Pistons cuando le tocó jugarse la última canasta y en la primera de las dos ocasiones ni siquiera pudo tirar y en la segunda falló.

Los Cavaliers han logrado un hito que tan sólo habían conseguido otros dos equipos en toda la historia de la NBA, entre ellos los Chicago Bulls del mismísimo Michael Jordan: remontar un 2-0 en contra en una final de Conferencia de la NBA. Y lo hizo gracias a la mayoría de edad, baloncestística, se entiende, de su máxima estrella. En el tercer partido James despertó de su letargo y rozó el triple doble con 32 puntos, nueve rebotes y nueve asistencias.

El cuarto partido volvió a mostrar a un James maduro, capaz de solventar la papeleta en los momentos más comprometidos y de tirar del carro como un auténtico líder. El resultado: 25 puntos, siete rebotes y once asistencias. 2-2 en el cómputo global.

La magia se disparó en el quinto partido. El día de la confirmación de LeBron, un príncipe coronado desde antes de pisar una cancha como profesional: la firma de ropa deportiva Nike le pagó más de 1.000 millones de dólares por ser su nueva imagen. Y eso, sin una canasta como profesional. Directo desde el instituto. El partido definitivo de James duró casi cuatro horas. Pero su recital, con guitarra, atril y chorro de voz en estado de gracia no llegó hasta el último cuarto y se extendió durante los dos prórrogas que fueron necesarias para dilucidar el ganador

En esos 22 minutos LeBron metió la friolera de 25 tantos. Todos los de su equipo en esos instantes. Todos. Escarbando más, la estadística engrandecerá la historia señalando que James anotó 29 de los 30 últimos puntos de su equipo. 48 puntos, nueve rebotes y nueve asistencias. Otra vez al borde del triple doble. Once de los 48 en el último cuarto, otros nueve en la primera prórroga y los mismos en la segunda. Todos suyos. El mundo a sus pies. Y en frente unos Pistons abotargados, encogidos ante la magia, temblando en cada jugada e incapaces de parar a un solo hombre. ¡Pero qué hombre!

Ya en el sexto y último partido de la eliminatoria, James se quedó, por decir algo, en veinte tantos y quince rebotes. No le tocó brillar, pero si celebrar. Ese día se apuntó al carro otro jovenzuelo, descarado a la par que vilipendiado por el draft (número 42), llamado Daniel Gibson. El rookie logró 31 puntos y ayudó a su equipo a alcanzar las primeras finales de su historia.

Con el 2-0 a favor de Detroit las cadenas de televisión yankees miraban con nerviosismo a las pantallas. Todo parecía indicar que la final de 2005 entre San Antonio Spurs y Detroit Pistons iba a repetirse. Un desastre más para las audiencias. Con Dallas Mavericks fuera desde la primera ronda y Phoenix Suns eliminados injustamente con el beneplácito de la NBA, las finales de Conferencia se resintieron apuntando algunos de los índices más bajos de la historia.

A eso hay que sumarle que San Antonio, como el gris y el negro de su equipaje, provoca muy pocas pasiones cuando se emiten sus partidos. Sus tres anillos están entre las cinco finales menos visionadas de la historia. Tanta defensa y tanta firmeza draconiana por parte de su entrenador, Greg Popovich, no podía ser buena.

Así, los Spurs se enfrentarán a LeBron. Duncan, Ginobilli y Parker pondrán el talento en San Antonio. El resto repartirá estopa. Los Pistons no pudieron con LeBron pero los Spurs son otra cosa. Todo está en manos de LeBron «King» James.

Izkander FERNÁNDEZ

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