Todo vuelve a ser provisional. Si estás con el servicio de noticias por internet abierto, los sobresaltos se suceden. Por lo tanto, lo que ahora escribo, no es que sea provisional en cuanto a concepto de levedad e insustancialidad, sino que algo de lo que pueda relatar se haya convertido en obsoleto casi antes de poner el punto final. Me sitúo: acaban de detener a Otegi. De Juana Chaos no come ni se medica. Han detenido a tres jóvenes en Francia. Y por las teles salen los de siempre que hablan, hablan y hablan.

Habló ZP, lo hizo con su valedor: Iñaki Gabilondo. Dos previas. Se ha sabido que aquella cita con TVE de ZP, que no se cumplió a última hora con la excusa de una reunión de urgencia gubernamental, se frustó nada más que por fruto de las presiones de Cuatro y todo el grupo mediático que da soporte al inquilino de la Moncloa, ya que tenía apalabrada la entrevista que el jueves se produjo. Esto demuestra que ni el propio Gobierno español confía en el poder de la televisión pública y que los favores que le debe a Prisa se deben pagar rápido y al contado. Estos pequeños detalles siempre acaban trayendo cola. La otra previa es que Gabilondo consiguió récord de audiencia. Todo va encajando.

¿Qué dijo el señor Rodríguez Zapatero? Lo de siempre. ¿Qué impresiones saca uno en primera instancia? Que es un rehén de Aznar, que se fija mucho más en lo que dice la prensa del movimiento aznarista que en la ciudadanía en general y que no ha entendido casi nada ni del proceso ni de lo que significa intentar lograr un marco democrático para solucionar o dejar en vías de solución el conflicto vasco. Por lo demás, bien, se tiene bien aprendida la lección y con Iñaki de Polanco enfrente, suele encontrarse muy a gusto. Se sigue el guión al milímetro.

Todos siguen hablando y hablando. A nadie le cuesta nada soltar sus heces mentales sin decoro. ¿Está prohibido pensar con autonomía? Es que uno escucha a Imaz y al instante los tertulianos, presentadores y conductores a su sueldo lo repiten como si fuese una verdad revelada. Estamos en un laberinto. Una previsión espontánea y provisional: este verano va a ser asfixiante.