Maite SOROA
«El Mundo», en plan asesor jurídico
Mariano Rajoy exigió anteayer al Gobierno español que solicite al Supremo la adopción de medidas para impedir la toma de posesión de los cargos electos de ANV.
La respuesta vino de la mano de «El País», a cargo de «expertos constitucionalistas» para asegurar que «no es posible disolver ANV en sólo nueve días» y que «el Supremo estableció que la impugnación de un partido no afecta a sus electos».
Y fue el editorialista de «El Mundo» el que puso en bandeja su propio método para expulsar del paraíso de la democracia a las hordas abertzales. Aseguraba el individuo en cuestión que «hay, por tanto, motivos para que el Gobierno solicite la ilegalización de ANV, que podría ir acompañada de una petición de suspensión cautelar de la proclamación de los concejales y junteros de este partido».
Se trata de explicarle a ZP cómo hacerlo: «Puesto que algunos cargos electos de ANV han sido ya proclamados en los dos últimos días, el Gobierno podría también plantear paralelamente un recurso contencioso ante la Junta Electoral contra esa proclamación...».
Transmutado en asesor jurídico del Gobierno, el presunto periodista reconocía que «el asunto es complejo pero no impo- sible de abordar. Lo único que requiere es urgencia, de suerte que hoy mismo la Fiscalía y la abogacía del Estado deberían plantear al Supremo la ilegalización de ANV con la petición de suspensión cautelar de la proclamación. El Gobierno dispone de informes jurídicos que concluyen que no es posible paralizar la proclamación (...) Pero el asunto es ciertamente controvertido porque, entre otras razones, existe un vacío legal sobre esta cuestión. Plantear esas acciones ante el Supremo es una cuestión de voluntad política. Otra cosa es lo que decidan los magistrados del Alto Tribunal». A eso le llaman, en España, respetar la independencia del Poder Judicial. ¡Qué salaus!
Y, aunque «puede incluso que la resolución del Alto Tribunal fuera contraria a evitar la toma de posesión de los concejales de ANV», no todo estaría perdido porque «muy probablemente sí dictaría la ilegalización de este mascarón de proa de ETA-Batasuna», con lo que el abismo se haría más profundo y los del neofranquismo que quiere liderar Pedro J. estarían más felices.
OLASO