Con motivo del cuarenta aniversario de la Guerra de los Seis Días y en contra de la ocupación del pueblo palestino, el Parlamento de Gasteiz hizo pública una declaración institucional en la que insta a los gobiernos de todo el mundo a «tomar medidas urgentes» para obligar a Israel a retirarse de Palestina.

En la declaración, leída por la presidenta de la Cámara, Izaskun Bilbao, se insta al Estado israelí a desmantelar los asentamientos de Cisjordania y del este de Jerusalén, así como el muro que está construyendo. También pide a los ejecutivos que impulsen, a través de una conferencia internacional sobre Oriente Próximo, una negociación para la creación de un Estado palestino «viable e independiente dentro de las fronteras de 1967 y cuya capital sea Jerusalén este».

Advierte que la «inacción» de la comunidad internacional puede llevar al «fin de toda perspectiva de paz entre palestinos e israelíes».

Por ello, apela a tomar medidas urgentes y a una «movilización masiva». El Parlamento acusa a Israel de estar, desde hace cuarenta años, «royendo y desagregando, metódica y minuciosamente, los territorios palestinos ocupados».

Denuncia también que «confisca y se apropia de las tierras palestinas para la instalación de colonias de repoblación». «Hoy son más de 460.000 los colonos israelíes que están en los territorios ocupados palestinos y que se benefician de redes de carreteras e infraestructuras construidas para uso exclusivo de los colonos», insiste.

Resalta que «la política de conolonización del Estado israelí se ha incrementado más si cabe con la construcción del muro, ya que más del 80% de su trazado se sitúa dentro de la línea verde». Lamenta que «pese a todas las resoluciones de la ONU y del fallo de la Corte Internacional de Justicia del 9 de julio de 2004, en el que se declara la ilegalidad del muro, la de las colonias y la de la anexión de Jerusalén Este, Israel prosigue con las violaciones del Derecho Internacional y Humanitario».

Profanan un cementerio árabe

Si en Gasteiz el Parlamento aprobaba esta declaración, en Cisjordania se profanaron una decena de tumbas de un cementerio árabe que quedaron destrozadas. En algunas aparecieron pintadas como «muerte a los árabes». Estos hechos se produjeron durante una visita, autorizada por el Ejército israelí, de unos 1.300 judíos religiosos al pueblo árabe de Kifl Harit, cerca del asentamiento de Ariel.