La ciencia trata de desvelar los misterios del medieval «Libro de Kells»
GARA | DUBLÍN
Con la ayuda de las técnicas más modernas, científicos del Trinity College de Dublín han emprendido un trabajo detectivesco que ayudará a desentrañar algunos de los misterios de una de las joyas del arte medieval: «El Libro de Kells».
Más de medio millón de personas visitan cada año la biblioteca de la prestigiosa universidad para examinar de cerca las intrincadas, coloristas y bizarras ilustraciones creadas por monjes anónimos hacia el año 800.
Los expertos aplicarán rayos láser para establecer, por ejemplo, la composición y origen de los pigmentos utilizados. También se efectuarán análisis con rayos X e infrarrojos, así como estudios de ADN.
Los científicos esperan confirmar que algunas de las sustancias utilizadas para lograr ciertos tonos, como los verdes o marrones, provenían del entorno de los artistas. Sin embargo, el azul fue ex- traído, tal vez, del polvo de lapislázuli afgano, mientras que el rojo podría tener su origen en insectos importados desde el sur de Europa.
Se sabe que sus páginas de pergamino fueron hechas con la piel demás de 200 terneros, pero sigue siendo un misterio el lugar donde los monjes elaboraron el libro, que recoge los cuatro evangelios canónicos en latín acompañados por notas.
Según algunas versiones, fue el propio San Columba, una de las figuras más importantes del cristianismo irlandés y escocés, quien inició la obra en el monasterio de Iona, en Escocia. Los constantes ataques vikingos quizá obligaron a los religiosos a trasladar el libro a la abadía de Kells, en Irlanda. A punto estuvo de desaparecer en 1006, cuando, según cuenta la leyen- da, fue robado. Apareció una semana después y sólo le faltaba la cubierta, que, al parecer, estaba decorada con oro y joyas.
Las ilustraciones del libro siguen siendo motivo de inspiración. De hecho, gran parte de lo que se identifica hoy como arte céltico se basa en el libro.