La Euskal Bizikleta se puso ayer en marcha sin demasiadas sorpresas y con un indiscutible nombre propio, el de Saunier Duval. Todas las quinielas apuntaban al duelo entre este equipo y Euskaltel Euskadi, personalizado en las figuras de José Angel Gómez Marchante y Samuel Sánchez, como el principal atractivo de la prueba, siempre con el permiso de un puñado de corredores con, quizá, menos cartel pero las mismas, casi, opciones de victoria.

Las previsiones no se cumplieron al milímetro, porque al líder de Euskaltel le faltó fuelle en los momentos decisivos de la jornada, precisamente los que eligió el equipo de Joxean Fernández Matxin para exhibirse. Pero poco más se salió del guión la prueba, en un primer asalto en el que los Saunier estuvieron a punto de acaparar por absoluto un protagonismo que sólo compartieron con los valientes de turno y con el par de corredores, Oscar Sevilla y Eladio Jiménez, que se atrevieron siquiera a seguir su estela.

Bastante parece, viendo cómo están los amarillos. Todavía no han atrapado a Liquigas, que se mantiene como el equipo con más victorias de la temporada, pero a este paso no van a tardar en sobrepasarle. Entre otras cosas porque en este Saunier todos los corredores tienen ambición y, además, capacidad para alimentarla. Lo acaba de demostrar en el Giro y la tónica se mantiene en esta Euskal.

No se puede decir todavía que la carrera esté decidida con, en principio, las dos etapas más importantes aún por disputar. Pero teniendo en cuenta que Saunier tiene a tres corredores entre los cinco primeros, incluyendo al líder; que, por lo visto ayer, componen el grupo más fuerte del pelotón; y que, de entre los primeros clasificados, Gómez Marchante es, en principio, el que mejor se desenvuelve contra el crono, todo parece que el testigo de Koldo Gil se lo va a quedar uno de sus compañeros.

Dejando las desgracias de lado, el ramillete de candidatos a evitarlo se redujo ayer considerablemente. Sólo Óscar Sevilla y Eladio Jiménez -vencedor hace dos años- mantuvieron ayer el tipo ante la exhibición de los Saunier; pueden tener su oportunidad en Arrate, pero los veinte kilómetros contra el crono parecen demasiados para ambos. Les sucede lo contrario a otros corredores como Efimkin o el propio Samuel; tienen más posibilidades de marcar un buen tiempo esta tarde, pero ayer se dejaron demasiados segundos -39-, en la línea de meta de Tolosa.

Euskaldunes en fuga

Antes de llegar allí, y de hecho durante casi toda la jornada, el protagonismo de la etapa había recaído en cuatro hombres: Jon Bru, Xabat Otxotorena, Iñigo Lazkano y Adrián Palomares.

Tras unas primeras pedaladas nerviosas y con varios intentos de fuga, los dos primeros saltaban en el kilómetro 43, y poco después les seguían Palomares y Lazkano. Ambos duetos marcaron el ritmo de la carrera durante muchísimos kilómetros, siempre cerca pero sin llegar a agruparse. No se fiaban los Orbea de un Palomares que hace un par de años ya acabó en la segunda plaza gracias, precisamente, a una larga escapada en la primera etapa; de ahí que el equipo optara por mantener las distancias.

Eso entre los dos grupos, porque el pelotón se tomó la primera parte de la etapa con absoluta tranquilidad, lo que permitió a los fugados rondar los nueve minutos de ventaja poco antes de abandonar Bizkaia por Ondarroa. Fue el principio del fin para ellos; los gallos no querían disgustos, de lo más factibles en una carrera de sólo tres días, y el ritmo se avivó considerablemente por detrás.

Con la calculadora en la mano, el pelotón acabó por abortar la fuga en el momento clave, las primeras rampas de Santa Agueda. El momento en el que empezó el festival Saunir.

Alberto Fernández arrojó la primera piedra. Respondieron Eladio Jiménez y Sevilla, con lo que Gómez Marchante y De la Fuente se apresuraron a arropar a su compañero.

El pelotón sólo tardó un par de kilómetros en romperse y el grupo cabecero otro tanto en tomar ventaja suficiente como para dejar claro que el triunfo se lo iban a disputar entre cuatro hombres, porque por detrás sólo Samuel tiró con fuerza y el fuelle no le duró demasiado.

Marcaje a Marchante

Los ataques se sucedieron en el cuarteto de fugados, en el que Saunier aprovechó la superioridad numérica para decantar la etapa de su lado: marcaje para Marchante y arrancada -ya en el descenso- para Alberto Fernández, que llegaba a Tolosa con seis segundos de ventaja respecto a su compañero, Sevilla y Jiménez, y 39 sobre el reducido pelotón principal.

Con la primera gran piedra puesta, a Saunier le toca hoy controlar por la mañana para que la crono acabe de decidir por cuál de sus corredores debe apostar mañana.