Cinco semanas después de la victoria electoral del presidente francés, Nicolas Sarkozy, unos 44,5 millones de ciudadanos del Estado están llamados de nuevo a las urnas para elegir una nueva Asamblea Nacional (cámara de diputados). Todas las encuestas vaticinan un amplio triunfo del partido de Sarkozy, la conservadora UMP, e, incluso, la oposición parece haberse resignado a quedar en clara minoría en la próxima legislatura.

Desde su toma de posesión, el 16 de mayo, Sarkozy ha desplegado una intensa actividad y, aunque no es candidato en estos comicios legislativos, su presencia en los medios de comunicación ha sido mayor que la de cualquier otro aspirante.

Afianzar la mayoría

Tanto él como sus colaboradores han insistido en esta campaña en la necesidad de obtener una mayoría en la Asamblea para poder aplicar el programa de reformas de su Gobierno. La tradición favorece a los candidatos de la UMP, porque, como ocurrió en 1981, 1988 y 2002, la elección de un presidente es seguida de la de sus partidarios en las legislativas, ya que los ciudadanos galos confirman de ese modo su reciente decisión.

Todas las encuestas señalan que la UMP, junto con sus aliados del partido Nuevo Centro, podrían superar 400 escaños de los 577 de la Asamblea.

Con este escenario, el llamamiento del Partido Socialista (PS) a contrarrestar en el Parlamento el poder presidencial ha quedado ahogado y sólo pretenden limitar los daños.

El líder del PS, François Hollande, ha llegado a cifrar en el 30% el porcentaje de voto que consideraría bueno en estas elecciones, en las que se hace patente la división del partido, algunos de cuyos dirigentes, entre ellos Ségolène Royal, ya piensan en cómo reconstruir. No obstante, aunque debilitados y pesimistas tras los resultados en las presidenciales y las luchas internas, han aparcado este debate sobre el futuro para después de las legislativas.

Presencia menor

El escenario no es mucho mejor para otras fuerzas políticas, entre las que el Movimiento Democrático del centrista François Bayrou, revelación en los comicios presidenciales, se juega, incluso, tener presencia en la Cámara, después de la escisión del Nuevo Centro, que respalda a Sarkozy y podría lograr una veintena de escaños.

Los sondeos previos apuntan a que los comunistas del PCF proseguirán su lento declinar y ni siquiera contarán con grupo parlamentario propio, para el que se necesitan veinte diputados, mientras que los Verdes se juegan tener alguna presencia y el ultraderechista Frente Nacional parece abocado a seguir excluido de la Asamblea.

Hoy tendrá lugar la primera vuelta y el próximo domingo, día 17, la segunda, que se celebran con el sistema electoral mayoritario, que favorece a los grandes partidos.

La mayor incógnita es la participación, después de que en las presidenciales se alcanzara el 84%. Se espera que ahora sea inferior, ya que la ciudadanía ha evidenciado su desinterés en esta campaña y parece cansada de acudir a las urnas por tercera vez en tan sólo mes y medio.