Mercedes, a la espera de quién hace el primer movimiento para negociar
Tras el resultado del referéndum en la planta de DaimlerChrysler (Mercedes) de Gasteiz rechazando el acuerdo al que llegó la mayoría del comité con la empresa, la plantilla espera ahora un movimiento de la dirección, sindicatos firmantes y no firmantes, para poder sacar adelante la negociación del convenio, eso sí, sin las medidas de flexibilidad que contenía la propuesta avalada por UGT, CCOO, Ekintza y USO.
Pablo RUIZ DE ARETXABALETA |
La negociación del convenio colectivo en Mercedes ha llegado a una extraña situación en la que la mayoría de la plantilla rechaza el preacuerdo firmado por la mayoría del comité con la dirección de la empresa. Y lo ha hecho en un referéndum propuesto y organizado por los propios firmantes del preacuerdo, UGT, CCOO, Ekintza (escisión de ELA) y USO. Este rechazo ha dejado ahora la incógnita de quién dará el próximo paso.
La dirección ha dado la negociación por cerrada con su última oferta, que recogía una subida del IPC más 0,75% y una paga anual según resultados, a cambio de la congelación de jornada en 1.712 horas anuales hasta 2010. Además, la empresa consigue reducir a 18 horas el tiempo para avisar a los trabajadores de que deben trabajar un sábado. Igualmente, la jornada de nueve horas diarias se amplía hasta diez días al año, con la posibilidad de que aún se pueda ampliar más. Para la dirección, el revés en la votación es «una mala noticia» pero no ha mostrado intención de mover su postura.
La mayoría del comité ha perdido la consulta y no tiene otra alternativa que la que firmó y propuso a la votación. UGT, CCOO, Ekintza y USO han subrayado que acatan el resultado, aunque sostienen que «era un buen convenio». Antes de la votación aseguraron que la única alternativa al preacuerdo eran las movilizaciones.
El resto de centrales, ELA, LAB y ESK, que rechazaron la propuesta y pidieron el no a la plantilla, señalan, en principio, que corresponde a la mayoría del comité retomar la iniciativa, aunque han iniciado reuniones para estudiar la situación.
Detrás del conflicto laten dos constantes en las negociaciones en Mercedes: Por un lado una vuelta de tuerca más en la flexibilidad y por otro la amenaza siempre presente de la deslocalización por parte de la multinacional alemana, con la colaboración de las instituciones al alertar del peligro de que Mercedes deje Gasteiz.
«Que den una respuesta»
Para LAB, lo más lógico es que la mayoría que ha promovido el referéndum reúna al comité. «Ellos lo guisaron y lo comieron. Que den una respuesta», señaló el delegado de LAB, Iñaki Anda. El sindicato abertzale cree que ahora se debe reabrir la mesa negociadora para no cerrar la negociación en falso.
Anda insiste en que la iniciativa del referéndum no era de ELA, LAB y ESK así que se cuestiona si «ahora nosotros tenemos que decir algo». En su opinión, la mayoría del comité no tenía nada previsto si la plantilla rechazaba su propuesta y «sólo apostaban a ganar, con la dirección y ciertos medios de comunicación a favor. Pero también se puede perder jugando en casa» indicó. Por eso, cree que el primer movimiento «lo deberían hacer ellos para valorar qué ha pasado».
En su opinión, la plantilla está esperando un movimiento para volver a negociar. Cree que se ha sentido insultada con la propuesta sometida a votación, «pero no son tontos. Que a vosotros os hayan metido un gol no quiere decir que nosotros vayamos a aceptar cualquier cosa», resume Anda. Opina que no se trata de una empresa en crisis, y «la plantilla está viendo una situación boyante en todos los indicadores. Por eso no entiende la propuesta».
Respecto a la posibilidad de convocar movilizaciones, como advertían los firmantes del acuerdo, LAB recuerda que «hemos planteado claramente qué puntos quiere conseguir en el convenio para retomar la negociación y no tenemos intención de convocar movilizaciones a toda costa. La plantilla no quiere movilizaciones ahora, pero no quiere que le tomen el pelo», concluye.
La plantilla de Mercedes ha negociado siempre entre presiones externas. En 2003, un expediente de regulación para parar la producción 15 días al año fue motivo de protestas. Se presentó antes de iniciar la negociación del convenio y al margen del mismo. Empleo de Lakua dio su visto bueno. El verano de 2003 estuvo jalonado de paros ante un convenio que volvía a aumentar la flexibilidad. La amenaza de la empresa de llevarse la producción a Alemania hizo al comité interrumpir los paros y movilizó a Gobierno, Diputación y Ayuntamiento para pedir «responsabilidad» a la plantilla. Josu Jon Imaz, entonces consejero de Industria, mostró su «máxima cercanía» a la empresa. UGT y CCOO, con el 40% de representación propusieron una consulta a la plantilla, que en medio de un clima de amenazas, acabó por aceptar la propuesta. Pero la dirección al año siguiente aún expresaba que la planta de Gasteiz debía «recuperar la confianza» que había perdido por parte de la multinacional. En el 50 aniversario de su llegada a Gasteiz, en el que las instituciones siguieron halagando a la empresa, ésta alcanzó un beneficio de 58,2 millones de euros. En junio de 2006, la noticia de que Mercedes pretendía reducir empleo hizo que se reprodujeran los consejos para «negociar sin crispación» porque «lo importante es que Mercedes se mantenga en Vitoria», en boca de Miren Azkarate, Alfonso Alonso o Ramón Rabanera. Eran los prolegómenos de la negociación del nuevo convenio y con elecciones sindicales de por medio. Ese año, la planta de Gasteiz batió su récord al fabricar 93.816 vehículos.
LAB, uno de los sindicatos que rechazó el preacuerdo, afirma que la plantilla no quiere movilizaciones ahora, «pero tampoco quiere que le tomen el pelo» con ese tipo de ofertas en una situación boyante de la empresa.