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¡Ojo! un investigador privado te vigila para saber si es real tu baja laboral

Las empresas y las mutuas de accidentes de trabajo recurren a investigadores privados con cierta frecuencia para conocer si es real la baja por incapacidad temporal del trabajador. Está demostrado que es más económico invertir en prevención de riesgos y en adecuar las condiciones laborales para evitar esas situaciones, pero los empresarios prefieren ir por la calle de en medio, en vez de poner las medidas adecuadas para que el trabajo se realice sin riesgo y no afecte a la salud de los empleados.

Juanjo BASTERRA

Los empresarios acusan a los trabajadores de recurrir con cierta frecuencia a las bajas de incapacidad temporal, tanto por enfermedad común o profesional, sin estar justificadas para evitar ir al trabajo. En vez de ir a la raíz del problema como es establecer si la baja se produce por la falta de medidas de seguridad, altos ritmos o malas condiciones de trabajo, actúan por el camino más corto: la contratación de investistigadores privados para que vigilen al trabajador si está, en realidad, enfermo o simplemente toma la baja laboral para no acudir al trabajo. Los empresarios, en repetidas ocasiones, aseguran que el absentismo laboral elevado interfiere en la productividad y, por lo tanto, es una merma competitiva. Será cierto, pero tan real como que la mayoría de las bajas tienen que ver con las malas condiciones de trabajo y de la presión productiva. GARA analiza desde diferentes vertientes este problemático tema, que sirve de excusa a los empresarios para reprimir a los empleados.

La principal conclusión que se extrae es que los empresarios y las mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales utilizan esta vía de intimidación contra los trabajadores como escudo de protección para no tener que adoptar medidas de prevención eficaces y reales en los centros de trabajo. Un estudio sobre el absentismo laboral llevado adelante por Joan Boada i Grau (Universitat Rovira i Virgili, de Tarragona), Raúl de Diego Vallejo (Universidad de Valladolid), Esteban Agulló Tomás (Universidad de Oviedo) y Miguel Angel Mañas Rodríguez (Universidad de Almería) establece que el absentismo es un «fenómeno complejo», pero lo atribuye, después de hacer identificado más de doscientas variables que causan esa ausencia al trabajo, a cuatro acciones fundamentales: «la tensión productiva laboral; los riesgos laborales; el «mobbing» y el estrés derivado del trabajo; y la cultura organizacional».

Todos ellos son elementos, que contribuyen a ese malestar, dependen de manera directa del empresario, aunque, no cabe duda, que también es origen de picaresca por parte de algunos trabajadores.

Hace unos días, la empresa de investigación privada Winterman aseguró que el «absentismo laboral fraudulento supone un coste empresarial (a nivel del Estado español) de más de 652 millones de euros anuales». Pricewaterhouse Coopers en un estudio pormenorizado a nivel de la UE, que también lo cita la empresa de investigación privada, determina que los trabajadores del Estado español y Portugal «faltan a su trabajo un 4,1% del tiempo que establece su contrato laboral. Un ratio ligeramente superior a la media europea, que se encuentra en el 4%».

Un dato que llama la atención es que el absentismo laboral entre los directivos de las empresas representa el 2,1% de la jornada laboral anual. Manuel González, socio responsable de esa consultoría de recursos humanos, confirma que «el absentismo es habitualmente un síntoma de una enraizada enfermedad corporativa» y precisa que «nos encontramos con costes extra para solventar la ausencia de estos empleados, la pérdida de productividad, así como los impactos negativos que a veces, por ejemplo, irremediablemente tienen lugar en las áreas de atención al cliente».

La agencia de investigación Winterman, que es una de las muchas que existen, precisa que «entre el 2% y el 3% de las ausencias laborales justificadas son fraudulentas». Enric Vilamajó, director general de la misma, asegura que «el auge del absentismo laboral fraudulento ha provocado la demanda de investigaciones privadas. Muchos empresarios deciden contratar a investigadores porque sospechan que la baja laboral de uno de sus empleados es teatro».

Vilamajó expresa que el perfil de «estos defraudadores» muestra que «se trata de trabajadores que ocupan puestos de bajo nivel en la jerarquía empresarial, de avanzada edad y que tienen la impresión de que no están controlados por sus superiores».

Joan López, portavoz de esa empresa señaló directamente a GARA, por el contrario, que la cifra de 652 millones de coste «parece escandalosa, pero si bajamos a la realidad personal de cada uno, nos encontramos que el escaqueo supone unos catorce minutos anuales por trabajador. No es una cifra que tenga un impacto brutal en las empresas una a una, aunque a alguna pequeña le puede hacer polvo». Afirma que «la gente honrada» no tiene que «estar temblando porque un investigador le esté siguiendo los talones» y reconoce que se encuentran con diferentes casos, desde lo que dicen que están de baja «y después están jugando al tenis» o quienes «han cogido un vuelo para disfrutar de unas vacaciones».

Los datos estadísticos del Ministerio español de Trabajo y Asuntos Sociales confirman que los trabajadores se ausentan al año por «incapacidad temporal y maternidad» en una media de 50,3 horas y «el absentismo no justificado» asciende a 1,5 horas por trabajador al año. Desde luego, no parece que ese nivel ponga en peligro la competitividad y la productividad de una empresa, máxime si se tiene en cuenta que cada trabajador realiza al año una media de 93,5 horas extraordinarias, según los datos estadísticos oficiales. Es evidente que no, puesto que en la UE determinados países más competitivos tienen niveles más altos de absentismo laboral.

Sin embargo, sí que se puede constatar que el absentismo es producto de malas condiciones de trabajo, jornadas extensas, clima laboral inadecuado y falta de medidas de prevención de riesgos laborales que son responsabilidad de los empresarios. De hecho, esta semana la Comisión Europea ha desvelado que los trastornos musculoesqueléticos provienen «del aumento del ritmo de trabajo, la escasa satisfacción profesional, la elevada exigencia del puesto y el estrés laboral». De hecho, la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo desveló también que el estrés afecta a más de 40 millones de europeos y provoca entre el 50% y el 60% del absentismo laboral.

Según esos datos europeos, el 40% de los costes de compensación a los trabajadores tiene su origen en ese tipo de trastornos, lo que supone el 1,6% del PIB. Si el absentismo laboral tiene un coste de 652 millones anuales, los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales, según un estudio de CCOO, alcanzan los 12.000 millones.

Osalan, en un informe con datos de 2005, determinó que en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa el coste de los mismos ascendía 72,8 millones, aunque los datos actualizados destacan que sobrepasan los 96 millones para el conjunto de Hego Euskal Herria.

Un dato interesante muestra que con una inversión en materia de prevención en los centros de trabajo valorada en 865 euros se podrían haber evitado los accidentes de trabajo y sube a 2.388 euros la inversión en seguridad para haber evitado los accidentes mortales. Los empresarios, aunque también la Administración pública, como en el caso de Osakidetza, siempre tratan de trasladar la responsabilidad del absentismo a los trabajadores, cuando son las condiciones de trabajo que les imponen las principales causas de las bajas por enfermedad y por accidentes de trabajo.

Todo tiene un fin: no invertir en la mejora de lo que suponga ayuda al trabajador. De hecho, los empresarios gastan más en indemnizaciones por despido que en la formación continua de sus empleados.

Las compañías más pequeñas son las que tienen menos ausencias al trabajo

El estudio sobre el absentismo laboral de PriceWaterhouse Coopers indica que en el Estado francés se produce un mayor nivel de absentismo laboral, que se sitúa en el 4,5% de la jornada laboral anual; seguido de Alemania, con el 4,4% y el Estado español se sitúa en el 4,1%, a un nivel semejante al que se produce en las compañías multinacionales. El nivel medio europeo se encuentra en el 4%. Se calcula que menos de la mitad puede llegar a ser fraudulento, por lo que la acusación de los empresarios de que se produce un porcentaje muy alto de ausencias al trabajo no está muy asentada, además de no referirse a las causas que lo provocan.

Un dato que desprende ese análisis es que «las compañías en las que sus trabajadores faltan menos al trabajo son las que más menos trabajadores emplean, las de menos de mil trabajadores». Por encima, se producen los niveles más elevados de ausencias.

Una cifra reveladora, como aprecia el trabajo, es que «la relación entre el absentismo laboral de los empleados y el crecimiento de los ingresos en las empresas y, contrariamente a lo que pudiera suponerse, el ratio de ausencia es superior cuando mayor es el crecimiento anual de la facturación de la empresa».

Por sectores, la industria química cuenta con el porcentaje más elevado, lo que demuestra el grado de peligrosidad de la misma y el efecto directo que tiene sobre la salud de los trabajadores. El sector público también cuenta con un absentismo elevado, ya que alcanza el 4,4% , mientras en el sector financiero se eleva por encima del 4,3%. En este ámbito, los directivos y cargos destacados de las empresas se ausenta un 2,1% de sus horas.

COSTE

Una agencia de investigadores calcula que el coste del absentismo laboral asciende a 862 millones anuales, pero el coste de los accidentes laborales supera los 12.000 millones en el Estado español, según CCOO.

96

millones

El coste de los accidentes laborales en Hego Euskal Herria ascienden a más de esa cantidad. Si se hubieran invertido 865 euros en cada puesto se hubieran evitado accidentes laborales.

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