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El Glorioso asegura su permanencia en Segunda División

Una liberación casi absoluta

Tras una desastrosa primera mitad en la que incluso fue expulsado el entrenador Quique Yagüe, el equipo gasteiztarra se desató en la segunda mitad y sólo falta la confirmación de la venta del club por parte de Dmitry Piterman para que la tranquilidad sea completa

LORCA 1

ALAVES 2

Jon ORMAZABAL | GASTEIZ

A eso de las 19.51 de ayer, el alavesismo sintió una liberación casi absoluta y pudo celebrar como si de un ascenso se tratara la permanencia en Segunda, un éxito menor para las aspiraciones iniciales pero con el que, especialmente los jugadores, se quitaron la pesada mochila que han arrastrado durante toda la temporada. Para que la liberación fuera completa, sólo faltó que Dmitry Piterman, que estuvo presente en el palco de la localidad murciana, hubiera oficializado su salida del club, algo con lo que se lleva especulando mucho tiempo pero que no termina de producirse aunque una vez asegurada la permanencia, parece cuestión de tiempo. De hecho, ya se apunta al cirujano Salvador Río -vicepresidente en el mandato de Martínez Balza- como nuevo presidente en caso de que la plataforma liderada por Ortíz de Zarate se haga control con el 51%.

Llamados a estar luchando por entrar en las antípodas de la clasificación, salvar la categoría en la penúltima jornada no puede ser nunca motivo de celebración en el balance general, pero visto lo visto y después de haber sufrido lo que se ha sufrido, el paso dado ayer puede ser incluso más importante si finalmente se consigue reconducir la situación estructural del club.

Como no podía ser de otra forma y como si de un resumen de todo el año se tratara, el partido que certificó la permanencia del Alavés en Segunda División estuvo marcado por el extremo sufrimiento y por un Alavés de dos caras.

Por poner un ejemplo cercano, el partido de ayer y la reacción vivida en el descanso fue muy similar a la de hace veinte días ante el Poli Ejido en Mendizorrotza, con un Alavés atenazado por la presión y el calor en la primera parte y otro equipo completamente distinto y capaz de dar la vuelta a una situación al borde del límite. En honor a la verdad, hay que reconocer que el Lorca fue un chollo en la segunda mitad, pero los jugadores tuvieron la fuerza necesaria para sacudirse la ansiedad y tener ocasiones como para haber sentenciado el partido con mucha más holgura.

Sufrimiento excesivo

Como bien dijo Miguel Pérez al término del choque, menos mal que el partido ayer no se pudo seguir por televisión, porque por mucho que el aficionado gasteiztarra debe ser ya inmune a este tipo de convulsiones y sufrimiento, lo de Lorca pudo acabar con cualquiera.

Y es que la primera parte de los de Yagüe ayer en Lorca fue muy mala y todo se fue poniendo en contra de manera que parecía irreversible. A los pocos minutos, los transistores añadieron kilos de presión a las piernas de los jugadores gasteiztarras, ya que el Real Madrid Castilla encarrilaba su partido con un gol tempranero y la expulsión de un jugador del Almería de forma muy rigurosa.

Al poco tiempo, Yagüe también vio tarjeta roja por una jugada sin aparente motivo y la impotencia albiazul en ataque era cada vez más desesperante. A los 40 minutos, el abismo estuvo más cerca que nunca cuando Gorka García aprovechó otra contra tras un corner a favor para adelantar a un Lorca que no había hecho nada.

En el descanso, visto todo perdido, los jugadores se liberaron y el juego cambió como debe hacerlo el panorama si se cierra la venta del club. Los albiazules presionaron mucho más arriba y esto fue suficiente para dejar al descubierto todas las miserias defensivas del Lorca.

Tras marrar opciones muy claras Jandro, a pase de De Lucas tras un error de coordinación de Jauregi y su portero, y Pablo Casar, tras otro centro del catalán, acertaron para asegurar, por fin, la estabilidad deportiva en un club al borde del abismo.

 

Quique De Lucas

Falló alguna ocasión clara, pero dio los dos pases de gol y realizó un gran esfuerzo físico demostrando ser el jugador más en forma.

 

«Manda huevos tener que celebrar la permanencia»

Las declaraciones de los jugadores albiazules al término del partido eran muy significativas sobre el peso que se quitaron ayer de encima una vez asegurada la permanencia. El más elocuente en este sentido fue Santiago Carpintero, al que le salió del alma un «manda huevos que tengamos que celebrar la permanencia». El leonés fue muy expresivo en sus declaraciones, en los que comparó el año vivido con un «vía crucis» en el que «menos mal que no hemos terminado en la cruz. Vamos a tener una semana de tranquilidad, la primera en todo el año, y luego ya veremos a ver qué pasa».

Todos los jugadores se refirieron a ese futuro que se abre una vez lograda la permanencia, pero casi todos evitaron nombrar a Dmitry Piterman, que no bajó a felicitar a su plantilla por la consecución de la salvación, «ni falta que hace», según Carpintero. Un jugador llegado de la mano del ucraniano como Pablo Casar utilizó un «a ver si se da eso que la afición desea» para hablar de su deseo de que Piterman venda.

J.O.

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