ETA rompe el alto el fuego y entre las principales preocupaciones que el presidente del PP, Mariano Rajoy, lleva a la Moncloa está «lo que pudiera ocurrir en Navarra y en Alava y su Diputación». ¿Y qué es eso tan grave que pudiera ocurrir? Que el PP o su sucursal UPN pierdan sus respectivos gobiernos por algún tipo de acuerdo entre los representantes del PSOE y el nacionalismo vasco institucional. El dato refleja qué es lo que verdaderamente le mueve al PP: el poder. Pero sería injusto no introducir también la variable de que la derecha española considera que mantener gobiernos de partidos «constitucionalistas» en Araba y Nafarroa es una especie de seguro de españolidad en Euskal Herria. Y ello nos lleva de nuevo a cuáles son las raíces de todo este conflicto, más allá de sus expresiones más violentas. Porque cuando Rajoy le puso el tema del Gobierno foral y la Diputación sobre la mesa, a Zapatero no se le ocurrió responder «¿de qué me estás hablando?».