Recuerdo una maldad que cometí en alguna ocasión en el autobús del colegio. En los Maristas éramos alumnos entre primero y octavo de la extinta EGB, y se funcionaba por un sistema jerárquico de ascensos. Cuanto más mayor eras, más mandabas. Los de octavo eran los amos de la barraca. Como en todas partes, vaya.

El truco consistía en ir a donde Menganito -un niño más pequeño- y decirle: «Fulanito, el de tu clase, me ha dicho que eres bobo». Era bola, evidentemente. Luego te acercabas a Fulanito, sentado varias filas más atrás, y le decías: «Me ha dicho Menganito que eres idiota». Que también era mentira.

El caso es que Fulanito y Menganito acababan peleándose en el bus. Y los mayores, a partirnos la caja. Luego, con la edad, te das cuenta de que eso no está bien.

Pero el truco sigue funcionando. En las últimas semanas lo hemos podido comprobar. «Que los de la Real han dicho que os tenéis que dejar ganar», dijeron unos. «Que si os dejáis ganar sois una cuadrilla de tramposos», apuntaron otros. «Que si tú has primado a no sé quién», afirmaron muchos.

Todo ello ha venido sucediendo cuando había equipos vascos en la pomada. Y aquí, como los toritos, hemos entrado al trapo y poco ha faltado para que nos tiráramos los trastos a la cabeza. Luego el Valencia de Albelda y compañía se planta en el campo del Levante y es capaz de encajar cuatro goles y acabar con ocho jugadores. El Levante salvado.

No digo que los chés se dejaran, lo que afirmo es que hay gente a la que le interesa levantar suspicacias en ciertas ocasiones y en otras no. Los grandes, los poderosos, juegan con los pequeños al «divide y venceras». Y nos las cuelan en todos los ámbitos . En niños de quinto tiene un pase, pero se supone que ya somos mayorcitos.