Del «orear Pamplona» a las palabras que se llevó el viento
En los mítines de campaña Torrens habló de «abrir las puertas de la ciudad» y Chivite de «huracán de cambio». El cabeza de lista proclamó incluso que «nosotros tenemos principios». El PSN que pone alfombra roja a Barcina es el PSN de siempre, que teme que cualquier cambio le perjudicará cuando tiene a día de hoy cuatro concejales frente a trece de UPN.
Ramón SOLA
Nadie duda a estas alturas de que las palabras de un político convencional en campaña electoral tienen una fecha de caducidad muy limitada, pero el cabeza de lista del PSN en Iruñea, Javier Torrens, puede el sábado batir un récord en esta materia. Es difícil decir más veces y más claro que el objetivo es «abrir las puertas de la ciudad y que se oree» para, apenas dos semanas después, dejar que las palabras se las lleve el viento.
Torrens hizo estas afirmaciones en el mitin del PSOE del 23 de mayo, en Baluarte de Iruñea, ante el ex presidente del Gobierno español Felipe González. Carlos Chivite, secretario general del PSN, le introdujo hablando de también de nuevos aires; más aún, de «huracán de cambio». Cuatro días antes, ante la vicepresidenta de Zapatero, María Teresa Fernández de la Vega, Torrens había prometido que, al contrario que Barcina, «yo no haré ciudadanos de primera y de segunda». Censuró a UPN que «confunda el Paseo de la Castellana con el de Sarasate», que «traiga aquí a los monigotes del guiñol del PP» y que «perturbe la tranquilidad de esta ciudad». Y añadió como contrapunto: «Nosotros no tenemos precio, tenemos principios».
Dos semanas antes, el candidato del PSN se había estrenado también en Baluarte ante José Luis Rodríguez Zapatero, que le ovacionó cuando Torrens dijo con énfasis que «estamos cansados, hartos de esta forma de gobernar». «Basta ya de mirarse al ombligo y olvidarse de la mayor parte de la ciudadanía. Basta ya del olvido sistemático de los movimientos y de los colectivos que no se han plegado a su voluntad», añadió el alcaldable. Luego tomó el turno Fernando Puras, que avanzó por la misma senda: «La sociedad navarra quiere cambio, ¿cómo no lo va a querer si está harta del Gobierno y de Sanz?»
Torrens es novato en política, y no se le ha visto comparecer públicamente desde la jornada electoral. Normal. El sábado no le queda más opción que desdecirse a sí mismo para votar no a Barkos y sí a Barcina... o dimitir. En su favor habrá que decir que la decisión de dejar vía libre a UPN no lleva la firma del grupo municipal de Iruñea, sino la de la Ejecutiva Regional del PSN, el PSN de Carlos Chivite y Fernando Puras. Alta política le llaman. Baja política, en realidad.
No por temida la decisión del PSN va a dejar de provocar una intensa frustración en todos los sectores sociales que viven la gestión de Barcina como un auténtico castigo. A todos ellos sólo les queda el consuelo de que UPN no tendrá mayoría absoluta para hacer una ciudad de primera y otra de segunda. Pero, visto lo visto, tampoco es descartable que el PSN le sirva de bastón toda la legislatura.
El PSN que pone alfombra a Barcina y da la espalda a los sectores populares es el PSN de siempre. El del pánico a que cualquier cambio, profundo o no, le perjudicará electoralmente, y que desde esa estrategia tiene hoy día cuatro concejales en Iruñea frente a los trece de UPN. Dentro de cuatro años, posiblemente serán menos.