La ministra escocesa de Educación, Fiona Hyslop, ha anunciado su intención de adoptar medidas que permitan acabar con el creciente endeudamiento de los estudiantes universitarios. La ministra del SNP se ha apoyado en un estudio en el que se deja constancia de la pesada carga que soportan las familias escocesas con hijos en la universidad. Hyslop ha explicado que uno de los objetivos de su mandato es que «la educación vuelva a estar basada en la capacidad de las personas de aprender, y no de pagar».

A la luz de la legislación comunitaria, la eventual abolición de tasas debería ser universal y no favorecer en exclusiva a los estudiantes escoceses. Por contra, y del mismo modo que los estudiantes escoceses pagan tasas en las universidades inglesas, el objetivo del primer Gobierno nacionalista de Edimburgo es que los universitarios ingleses paguen matrícula en la Universidad escocesa.

La decisión que ha adoptado el ejecutivo del SNP encontrará, previsiblemente, dificultades de aplicación, máxime cuando el SNP gobierna en solitario y en minoría, pero sin duda es una medida interesante. De entrada, porque favorece un debate clave en un momento en que se abren paso reformas inspiradas en el proceso de Bologna que apuntan hacia una creciente mercantilización del sistema educativo.