A las 12.00 horas de hoy, coincidiendo con la constitución del nuevo Ayuntamiento de la Cendea de Zizur, tendrá lugar en Gazolaz la primera movilización de los pueblos afectados por el macrovertedero de Erreniega.

El objetivo de la concentración que se llevará a cabo será pedir a la nueva Corporación municipal un posicionamiento en defensa de los pueblos de la zona y en contra del macrovertedero.

Se da la circunstancia de que el presidente de la empresa promotora es Víctor Torres, que tomará posesión como concejal de la Cendea por el grupo mayoritario (AICC).

La concentración ha sido convocada por la Asamblea de pueblos afectados por el macrovertedero de Erreniega, a la que han mostrado su apoyo los concejos de Undio, Astrain, Zarikiegi, Muru, Paternain y Larraia.

El presidente del Concejo de Undio y portavoz de esta asamblea, Enrique Miranda, informó de que el vertedero que quieren construir a 250 metros de este pueblo «es mucho más grande de lo que pensábamos».

En concreto, ocuparía la cuarta parte de los campos de Undio, lo que supone 1.590.000 metros cuadrados de terreno. «Esto supone 590.000 metros cuadrados más de lo que creíamos», informa Enrique Miranda, quien califica el macrovertedero de «monstruoso».

29 millones de metros cúbicos

La capacidad de este macrovertedero de escombros sería de 29.500.000 metros cúbicos, lo que equivale a vez y media la del embalse de Eugi. La explotación se prolongaría a lo largo de 40 años, en lugar de 30, como se creía, y cada día pasarían por Astrain unos 1.500 camiones, entre ida y vuelta, lo que supone cuatro cada minuto, y otros 300 camiones diarios por Muru-Astrain y Paternain.

«Este macrovertedero se vería desde toda la comarca y generaría un impacto paisajístico bestial», señala Enrique Miranda, al tiempo que advierte del ruido que provocaría la maquinaria pesada utilizada en la escombrera y el polvo y la polución atmosférica por el paso constante de camiones.

La Asamblea de pueblos afectados está convencida de que este macrovertedero se utilizaría para depositar los escombros generados por la construcción del TAV y de la futura ciudad de Gendulain, cuya redacción ya ha sido adjudicada por el Gobierno.