El MST toma las calles de Brasilia para exigir que se acelere la reforma agraria
El Movimiento de los Sin Tierra (MST) tomó las calles de Brasilia para exigir al presidente brasileño, Lula da Silva, que se acelere la reforma agraria y para protestar contra el «imperialismo» de Estados Unidos y contra la presencia de tropas brasileñas en Haití.
GARA |
Miles de «sin tierra» expresaron el jueves su rechazo a las políticas económica y agraria del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva en las calles de la capital brasileña. En su marcha de cinco kilómetros hasta el palacio presidencial se detuvieron frente a la embajada de EEUU para expresar el rechazo a las políticas «genocidas» del Gobierno de Bush, quien fue tachado de «satanás» y «asesino».
La protesta del Movimiento de los Sin Tierra (MST) fue el corolario de la cuarta jornada de su V Congreso Nacional, que terminó ayer con la firma de un documento que define sus líneas de lucha para los próximos cinco años. Según el MST, en la marcha, plagada de banderas rojas y con mensajes de apoyo al presidente venezolano, Hugo Chávez, y al pueblo de Venezuela, participaron los 17.500 delegados asistentes al Congreso.
La primera escala de la manifestación fue frente a la sede diplomática de EEUU, custodiada por 116 agentes de la Policía Federal que formaban parte de un contingente de 1.100 policías desplegados para vigilar la marcha. Allí, los campesinos depositaron 20 ataúdes, que simbolizaban los millones de muertos que han dejado los conflictos provocados por EEUU en el mundo. «Bush, satanás, nuestra lucha también es por la paz», corearon los manifestantes.
Una segunda escala se hizo frente al palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, donde los «sin tierra» expresaron su «repudio» a la presencia de tropas extranjeras en Haití, que calificaron de «intervención militar bajo el ala del Imperio», y su «vergüenza» por que Brasil esté al mando de las tropas desplegadas por la ONU en aquel país.
La marcha concluyó en la plaza que acoge el Palacio de Gobierno, la sede del Congreso y el Tribunal Supremo. Allí, el líder del MST, Joao Pedro Stédile, acusó a Da Silva, al Parlamento y al poder judicial de «mantener el Estado burgués» que cierra las puertas a una «vida digna» para los pequeños campesinos. Stédile condenó el modelo agrícola implantado por Lula, que «sólo favorece a los exportadores, banqueros y transnacionales» y exigió una reforma agraria profunda, que tenga a la agricultura familiar como pilar del desarrollo económico y social.
En el centro de la plaza, los «sin tierra» depositaron una enorme pancarta con un triple dedo acusador que decía: «Acusamos a los tres poderes de impedir la reforma agraria», decía.
Los ataúdes depositados frente a la embajada de EEUU recordaban a las víctimas de los conflictos en Nicaragua, Haití, Panamá, Chile, El Salvador, Argentina, Guatemala, Afganistán, Irak, Vietnam, Corea y Camboya, entre otros.