Balance
Un segundo aviso que obliga a una profunda reflexión
El Athletic ha completado la peor temporada de su historia y ha estado a punto de perder por primera vez en sus 109 años un puesto en Primera División
Manex ALTUNA | BILBO
La temporada 2006/07 pasará a la historia como la de las mayores angustias y en la que más cerca se ha estado del descenso, o será conocida como la del principio del fin del Athletic si no se ponen remedios. Las elecciones a la presidencia que se celebrarán el próximo mes de julio deben servir para buscar soluciones a los problemas. Los sobresaltos han sido continuos y ya desde sus inicios se podía presagiar lo que ha terminado por pasar.
La destitución de Javier Clemente el pasado mes de julio demostró que Fernando Lamikiz no había aprendido nada de su desastrosa gestión deportiva de la anterior campaña e iba camino de convertir el Athletic en la sucursal bilbaina del Atlético de Madrid de Jesús Gil. En el entorno rojiblanco apenas se pudo disfrutar de unas vacaciones tranquilas y Sarriugarte inició una temporada que parecía la prolongación de la anterior.
La apuesta por el «Klinsman» del Athletic no cuajó y los resultados tampoco acompañaron. El club bilbaino necesitaba recuperar cierta tranquilidad con un entrenador con experiencia y se encontró en la parte baja desde el principio arrastrando los males de la anterior temporada. Lamikiz fue el primero en abandonar el club junto a gran parte de sus directivos a finales de setiembre, dando paso a la mayor crisis institucional de la entidad bilbaina. Ana Urkijo y otros once directivos más asumieron la responsabilidad y tomaron las riendas del Athletic hasta final de temporada.
Tres entrenadores
Sarriugarte no duró demasiado en el cargo y a finales de noviembre llegó Mané con la única misión de obtener la permanencia. El de Balmaseda ha sido el tercer parche en una temporada y el quinto en menos de dos años. Un bagaje excesivo para un equipo que necesita de estabilidad también en el banquillo para poder trabajar bien por su particular filosofía.
Pero el movimiento en los banquillos no ha sido el único detonante de la involución deportiva vivida por el equipo en dos temporadas -de jugar la UEFA con Valverde ha pasado a salvarse por los pelos-. La plantilla ha estado bajo mínimos y en algunos momentos ni siquiera se ha podido contar con jugadores del primer equipo para completar las convocatorias. Las lesiones y sanciones han dejado muy mermado el potencial del equipo en todas sus líneas y no ha habido forma de lograr asentar una alineación ni un sistema de juego. Las lagunas defensivas del equipo tienen mucho que ver con esto.
Un puesto clave en un equipo como el de medio centro ha sido cubierto por jugadores sin experiencia, porque los tres futbolistas que han jugado en esa posición en las últimas tres o cuatro temporadas no estaban -Tiko, Gurpegi y Orbaiz-. Murillo, Javi Martínez o Iraola, cuando han jugado en esa posición, se han visto superados por la situación y la responsabilidad que han tenido que asumir.
A todo esto se ha unido que no se ha encontrado relevo a jugadores que siguen siendo fundamentales para el equipo -Etxeberria, Urzaiz y Yeste-, y si no están finos el equipo se ve incapaz en ataque. Lo del lateral izquierdo ya es caso aparte. Ninguno de todos los que han pasado por el puesto ha conseguido asentarse -Casas, Amorebieta y Javi González-.
A pesar de todas las penurias y lo justo que estaba el equipo, los jugadores han sabido sufrir y salir adelante. En este sentido, habría que añadir que si no es por su particular filosofía el Athletic hubiera perdido la categoría. Ese plus de orgullo que supone defender la camiseta rojiblanca ha sido decisiva para no bajar los brazos.
El apoyo incondicional de la afición también ha sido uno de los factores decisivos para la consecución de la salvación, que visto lo visto puede considerarse como un gran premio.
Elecciones con soluciones
Si la nueva Junta Directiva que dirigirá el club no es capaz de encontrar soluciones a los males, el Athletic se verá abocado al descenso antes o después. Con la filosofía que defiende el Athletic se puede competir a nivel internacional y se pueden obtener resultados, pero para eso es necesario trabajar bien y no tomar decisiones según sopla el viento.
Acertar con el entrenador adecuado es vital y también reforzar los puntos flacos del equipo. Asimismo, no se puede descuidar el trabajo de cantera y conocer los jugadores que pueden dar el salto al primer equipo.