La televisión convierte a todo el que sale en la pantalla en un personaje. No hace falta que se esfuerce mucho nadie, tres apariciones por cuestiones profesionales, accidentales o de búsqueda de la gloria te convierte en alguien que todo el mundo cree conocer, pero al que nadie identificaría fuera de imagen codificada. José Coronado y Miguel Ángel Solá han salido en la televisión anunciando que empiezan el rodaje de una serie de policías científicos que emitirá Tele 5. Es decir, la cadena donde semana a semana, lunes a lunes, todos los «C.S.I.» van acaparando audiencias millonarias van a producir y emitir un simulacro, un remedo.

¿Tiene alguna posibilidad de cuajar una serie con ADN castizo? Es una duda metodológica, pero además hay que entender algo que a los actores se les escapa: hoy José Coronado es un yogur. Bueno, un comedor de yogures. O dicho más claramente un anunciante de yogures. ¿Recuerda alguien su última serie? De bombero. Tres episodios. Las restantes intervenciones estelares es de hace muchos yogures. Es decir, además de luchar contra Grissom y sus secuelas, deberá luchar contra los yogures. Es decir, tendrá que sobreponerse por encima de muchos personajes interpuestos antes de llegar al que haga en la nueva serie. No es una tarea nada fácil.

José Luis Cantero se tuvo que buscar la vida, primero conduciendo un taxi, después como mesonero, pero un día saltó a nuestras pantallas convertido en «El Fary» y desde entonces su personaje representó a un prototipo del carpetovetónico con salero, jeta y dotes para encandilar. En su adiós no hay muchos motivos para sacarle los colores ya que nunca dio gato por liebre, iba por derecho, y cantó al torito bravo que iba descalzo y después se convirtió en un no actor, en un personaje que se confundía con su propia personalidad en una serie de éxito que estaba adscrita a lo más penoso de la producción española, con los ingredientes tópicos taxista, taberna con sus moradores tópicos, vecindad de barrio periférico y léxico cheli. Tuvo mucha audiencia y no tuvo continuidad por desacuerdos contractuales. Triunfó una vez más la superposición de personajes, triunfó «El Fary».