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La OCDE constata que aumenta la pérdida de derechos y de salarios de los trabajadores

Juanjo BASTERRA |

La OCDE presentó ayer en París la nueva edición de «Las perspectivas del Empleo en 2007» en la que hace referencia de forma directa a los problemas que la globalización está provocando en el mercado de trabajo. John P. Martin, director de la dirección de Empleo, Trabajo y Asuntos Sociales, reconoce que el libre mercado está haciendo «más vulnerables a los trabajadores y a los salarios», a la vez que explica que la amenaza de la deslocalización juega un papel negativo para los trabajadores con baja cualificación porque, «tienen que ceder para poder mantener el centro de trabajo». No obstante, el informe de la OCDE aclara que «los gobiernos deben adaptarse a la nueva economía mundial».

En materia salarial, el amplio informe desgrana que la globalización está provocando una desigualdad que se está extendiendo. «Los cálculos indican que cada 10% de incremento de la actividad comercial se traduce en un aumento del 4% de la renta per cápita». Destaca el dinamismo reciente de China e India que, a juicio de ese organismo internacional, «demuestra cómo el comercio y la liberalización de la inversión pueden contribuir de una manera importante para elevar las rentas y reducir la pobreza en los países en vías de desarrollo». Sin embargo, también reconoce que «algunos trabajadores pueden perder derechos sociolaborales con la globalización».

Un dato ilustrativo de esta situación es que en el Estado español los salarios reales no crecieron, ya que cayeron en una décima, en el período 1994 a 2004, justo cuando los beneficios empresariales iniciaron un ascenso imparable.

En 2005, según los datos del estudio de la OCDE cayeron 1,6 puntos y en 2006, 0,5 puntos más. Las previsiones que aporta el informe indican que este año los salarios reales subirán un 1% y 0,3% el próximo año. Esta realidad demuestra que la actitud cerrada de la patronal no tiene sentido, sino que lo que trata es de abaratar los costes de los trabajadores con el único fin de incrementar los beneficios empresariales, que se sitúan por encima del 30%.

La OCDE, igual que reclama la OIT, pide a los gobiernos de los 30 países que integran esa organización que «creen más empleos y mejores» y recuerda que la universalización de la actividad productiva «exige la movilidad de los trabajadores para evitar que caigan en la trampa de empleos que no tienen futuro».

Un dato que aporta es que si se reducen las trabas al despido aumentaría la productividad. Sin embargo, calcula que aumentaría sólo un 0,04% por año. También recuerda que es necesaria la formación especializada para garantizar la productividad en la innovación y expresa, de manera nítida, que «el aumento de la jornada de trabajo entre 1970 y 2005 no provocó un aumento de la productividad en el trabajo, sino que cayó un 0,56%». Para la OCDE es más efectivo el incremento de la inversión en innovación y en formación.

En relación a la protección social, la OCDE reclama un modelo de «flexiseguridad» como en Austria y Dinamarca. «Los trabajadores que pierden su empleo deberían de estar cubiertos por sistemas de protección favorables al empleo, como ocurre en los países nórdicos».

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