Entre los días 18 y 23 se ha celebrado en Euskal Herria otra edición de las Jornadas Internacionalistas; programa que tuvo su culminación en el Internacionalista Eguna.

Son numerosas las organizaciones que promueven la solidaridad internacional. Y variados, también, los enfoques con que se aborda esta tarea. Encontrar la práctica más adecuada del internacionalismo no es tarea fácil, pues son muchas las dudas que surgen al respecto: Hubo quienes apostaron por exigir el 0,7, aunque, conscientes de la fragilidad de su exigencia, añadieron luego la coletilla «0,7 y +». Muchos organismos de solidaridad centran su trabajo en recaudar fondos institucionales con los que financiar proyectos para el desarrollo; con tal fin, airean las miserias tercermundistas promoviendo la mera beneficencia. En este contexto, y ya hace 20 años, nació Askapena. Su pretensión era ambiciosa: sin concesiones y sin dogmatismos, intenta desde entonces dar su propia respuesta a todos estos cuestionamientos. Más que promover el 0,7, ha enfocado sus energías a combatir el G8. No ha querido centrarse en la tragedia de los pueblos oprimidos buscando la sensiblería; ha preferido incidir en las causas y hacer el elogio de sus rebeldías para erradicarlas; Askapena sigue creyendo en la validez de las luchas populares, las de aquí y las de allí. No ha gestionado proyectos; el proyecto que impulsa es el de la emancipación liberadora que cada pueblo sea capaz de desarrollar.

Askapena nació y trabaja con el convencimiento de que es posible y necesario integrar las diferentes luchas; de que la dimensión local y la global no se neu- tralizan, más bien se enriquecen y complementan. Su modelo de internacionalismo aspira a ser arraigado, abierto e integrador. Su militancia vive entroncada en los avatares de una Euskal Herria emergente; comparte los sueños y las tareas de esa franja de nuestro pueblo que tanto sufre, tanto lucha y que tan intensamente vive. Y, desde su inquebrantable identidad popular, va tejiendo alianzas con otras luchas que ya no le son ajenas. Los auténticos internacionalistas hablan lenguajes parecidos, sus experiencias encierran hondas semejanzas y el encuentro entre ellos surge espontáneo. El calendario previsto para estas jornadas ha sido un reflejo fiel de esta proyección integradora: abordaje compartido de temas comunes dando oportunidad a que las delegaciones internacionales conozcan la compleja realidad de Euskal Herria; encuentro cordial con las personas que, desde otras geografías, apoyan con decisión la defensa de nuestros derechos.

Al hilo de estos Encuentros, perfilo los trazos del internacionalismos en el que creo: comprometido con las causas locales y abierto a redes antiimperialistas globales; consecuente (¿cómo reivindicar la autodeterminación en las antípodas si se la niega en la vecindad?); más empeñado en combatir al capitalismo como causa y raíz de atropellos que en parchear sus consecuencias; un modelo de vida fundamentado en el respeto, un modelo de consumo basado en la austeridad y un modelo de relación que se entiende como solidaridad.