El temporal de viento y lluvia que azotó el pasado sábado a Karachi, la capital comercial de Pakistán, se saldó con la muerte de 230 personas, según un balance provisional.

Muchas de las víctimas perecieron electrocutadas al caer cables eléctricos en zonas inundadas.

Las lluvias llegaron precedidas de una fuerte tormenta de viento y polvo que arrancó cientos de árboles, carteles y señales.

El Gobierno achacó la cifra víctimas a las precarias infraestructuras en la ciudad que, con 11 millones de habitantes, es la mayor de Pakistán.