El titular británico de Economía, Gordon Brown, fue proclamado ayer sucesor del primer ministro, Tony Blair, al frente del Partido Laborista, en un congreso extraordinario de esa formación en Manchester. Dentro de tres días le sustituirá también en el cargo de primer ministro de forma automática al presentar Blair su renuncia oficial.

«Es con humildad, orgullo y un gran sentido del deber como acepto el privilegio y la gran responsabilidad de liderar nuestro partido y cambiar nuestro país. Voy a intentar justificar cada día y en cada acto la confianza que habéis depositado en mí», afirmó Brown en sus primeras palabras como nuevo hombre fuerte del laborismo.

Mejorar la sanidad pública, facilitar el acceso a la vivienda, impulsar la educación y luchar contra la pobreza, son algunas de los prioridades que mencionó. Sobre política exterior, Brown admitió que la guerra de Irak-gran lastre de la popularidad de Blair-, ha divididoa Gran Bretaña y al laborismo y prometió aprender de los errores. No obstante, hizo hincapié en que su país cumplirá las «obligaciones internacionales»

Continuista

Atlantista, antiproteccionista, más euroescéptico que Blair, pero menos carismático, se le ha presentado como el hombre de «las nuevas ideas». Pero el 61% de los británicos espera una política continuista, ligada al neoliberalismo. Ayer no tuvo oposición alguna por parte de otro candidato, ya que el ala izquierda del partido no logró recabar los apoyos necesarios para disputarle el cargo.

Asimismo, la secretaria de Estado de Justicia, Harriet Harman, fue elegida como «número dos» laborista en sustitución del viceprimer ministro, John Prescott. Harman, que no partía como favorita, se impuso en una reñida votación a los otros cinco candidatos que aspiraban al puesto, incluidos tres ministros del gabinete de Blair, que deja el cargo el miércoles.

Miles de personas se manifestaron frente al centro que acogió el congreso laborista para «decir adiós a uno de los primeros ministros más peligrosos y belicistas de la historia moderna británica y para que se lleve sus políticas», y pedir a Brown «un nuevo comienzo con el repliegue de las tropas de Irak y la ruptura con la política exterior de George W. Bush».