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El PNV insiste en responsabilizar a Batasuna del colapso del proceso

Las informaciones publicadas por este diario en torno a las conversaciones entre el Gobierno español y ETA, así como entre el PSOE y Batasuna, se han convertido en referencia de la clase política tanto a la hora de valorar lo sucedido en ese proceso como al explicar cómo se afronta la nueva etapa tras el fin del alto el fuego. El PNV continúa lanzando acusaciones contra la izquierda abertzale mientras que intenta explicar la posición del Gobierno del PSOE.

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El portavoz del Euzkadi Buru Batzar del PNV, Iñigo Urkullu, indicó ayer que el PSOE «pudo caer en la trampa de ETA» al mezclar en sus conversaciones desarme y desmilitarización con cuestiones políticas. Además, manifestó que tanto el PSOE como Batasuna recurrieron a la formación jeltzale en sus negociaciones cuando «las cosas se torcían» porque ETA quería marcar la agenda política.

Urkullu también dijo, en declaraciones a la cadena SER, que las informaciones publicadas en los últimos días por GARA sobre el contenido de las reuniones entre ETA y el Gobierno español suponen dar a conocer «una secuencia sesgada, interesada». En esas informaciones, entre otros puntos, se recoge que, en los encuentros de los dos carriles -Gobierno-ETA y PSOE-Batasuna- que se desarrollaron en mayo pasado, se excluyó al PNV por considerar que sus representantes se habían convertido en un obstáculo para llegar a buen puerto en todos los intentos anteriores y que, incluso, el PSOE reconoció que el partido jeltzale no quería abordar la propuesta de estatuto para cuatro territorios, planteada por la izquierda abertzale, porque ello implicaba perder poder económico.

Ayer, Urkullu afirmó que las informaciones publicadas por este diario son «interpretaciones de supuestos compromisos o supuestas ofertas hechas por ETA», aunque dijo desconocer el contenido de las conversaciones entre ambas partes.

«Lo que sí sé -puntualizó- es lo que vivimos como PNV en ese proceso de diálogo entre el PSE, Batasuna y el PNV». No obstante, no entró a explicar la actitud de su partido, sino que se limitó a desacreditar a la izquierda abertzale. Así, reprochó «falta de personalidad política» a Batasuna porque, según su versión, «después de un proceso intenso de conversaciones con un planteamiento, giró 180 grados de lo que había sido un momento interesante para atisbar lo que podía ser una fórmula de solución al problema político».

«Batasuna -enfatizó- vino con un planteamiento de imposición y dando un giro de 180 grados, por lo que no nos quedaba más que entender que había habido alguien que había querido imponer y que, además, Batasuna venía con la pretensión de la imposición: `o esto o nada'».

Como es habitual en los discursos jeltzales, el portavoz del EBB volvió a negar autonomía política a Batasuna, ya que insinuó que ese supuesto cambio de actitud en la formación abertzale, en julio o agosto del pasado año, habría coincidido con el comunicado de ETA en el que «se vuelve a atribuir para sí la tutela política de un proceso que no le corresponde».

«La trampa de ETA»

Iñigo Urkullu también salió en defensa del PSOE, aunque no sin criticar veladamente su actitud durante el proceso, ya que dijo que ese partido «pudo caer en la trampa de ETA» en la medida en que, a su juicio, las conversaciones con la organización armada deberían haberse circunscrito a lo que «técnicamente hubiera correspondido a ETA: el desarme y la desmilitarización». «Probablemente -añadió-, también hubo una mezcla de cuestiones políticas, a la vista del comunicado del 17 de agosto, por parte de ETA», agregó.

Al hilo de esa reflexión, el portavoz del EBB dijo que ETA nació «históricamente con la vocación de imponer unas tesis políticas» por lo que se encontraría «lastrada por su propio pasado, al que tiene que renunciar». Insistió en que «hay un miedo al futuro, porque ETA no quiere renunciar a condicionar la agenda política de los demás». Y aseguró que ésa es la causa por la que el PNV aconseja al PSOE «hacer política al margen de ETA» sin quedarse «en la excusa de la existencia de ETA para no hacer política».

Agenda política

Urkullu afirmó que «ni PSE, ni Batasuna, ni ETA querían contar con el PNV para abordar un problema político» y añadió que «cuando las cosas se han torcido, porque ETA pretendía marcar la agenda política, entonces se ha recurrido al PNV».

López Garrido intenta que no se dé credibilidad a GARA

Mientras que los representantes del Gobierno español -incluido el presidente Rodríguez Zapatero- intentan pasar de largo sobre el contenido de las informaciones publicadas en las últimas semanas por GARA en relación a las negociaciones con ETA, Diego López Garrido, que en más de una ocasión se ha visto ya desmentido por los hechos, insiste en intentar desacreditar esas noticias. Ayer, el portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados comentó que a esas informaciones «no hay que darles ninguna credibilidad y no hay, como desgraciadamente hacen otros, que dar ningún tipo de sostén, de pábulo».

López Garrido, que dijo que «es claro que el Gobierno español no ha tenido ningún tipo de acuerdo político con la banda terrorista», incidió en que «nosotros no vamos a darle más importancia a aquello que viene claramente desde el entorno del terrorismo».

Por su parte, el secretario de Comunicación del PP, Gabriel Elorriaga, exigió «claridad y precisión al PSOE y al Gobierno en torno a los contactos, diálogos y negociaciones con la banda terrorista durante los últimos años» apelando a que «la democracia es transparencia y sinceridad».

Elorriaga aseguró que el Gobierno de Zapatero cuenta con el PP para derrotar a ETA, pero añadió que ese objetivo «sólo es posible desde un planteamiento sincero, abierto, claro y desde una voluntad manifiesta de derrotar a la banda terrorista». «Nada de eso estamos escuchando en los últimos días, mas bien lo contrario», puntualizó. GARA

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