Varios cientos de serbios llegados del norte de Kosovo (mayoritariamente serbio) y de la propia Serbia se reunieron donde tuvo lugar la batalla de Kosovo Polje (Campo de los Mirlos) en Gazimestan, cerca de Pristina, rodeados por un fuerte dispositivo de seguridad.

Dos vehículos blindados se situaron en las inmediaciones del lugar en el que tenía lugar la celebración, mientras un avión vigilaba desde el aire.

Los ministros serbios de Asuntos para Kosovo, Slobodan Samardzic, y de Cultos, Radomir Naumov, además de Aleksandar Karadjordjevic, aspirante al trono serbio, asistieron a una misa ortodoxa en memoria de los serbios que fallecieron el 28 de junio de 1389 en una batalla en la que perdieron ante el poderoso ejército otomano dirigido por el sultán Murat.

«Kosovo es mi país y me quedaré para siempre en él», declaró Zoran Aritonovic, un parado de 32 años. «Es nuestro país. Los albaneses pueden vivir en él como una minoría», añadió Dragan Terentic, de 30 años.

El obispo ortodoxo Amfilohije también subrayó en la liturgia que «Kosovo es tierra sagrada serbia y así permanecerá para siempre».

«Estamos en nuestra casa. Si Bush quiere darles un estado a los albaneses, puede regalarles California», destacaba Radislav Stojanovic, de 51 años y que vestía una camiseta del difunto presidente serbio Slobodan Milosevic.

Precisamente, la celebración de esta batalla por parte de Milosevic en 1989, con motivo del sexto centenario, fue el inicio del fin de Yugoslavia debido a la exacerbación del nacionalismo serbio.

Este año, la conmemoración de la batalla de Kosovo Polje se ha celebrado en un clima de muy alta tensión debido al retraso en la definición del estatus definitivo del territorio, que es administrado por la ONU desde 1999.

El futuro de Kosovo es actualmente objeto de debate entre la UE y EEUU, por un lado, que defienden la independencia, y Rusia, por otro, que aboga por el mantenimiento de la unión con Serbia.

Frustración de la mayoría

Frustrados por esta espera, los albaneses de Kosovo -que suponen el 90% de la población del territorio- se decantan de una manera cada vez más clara por la independencia.

La víspera de la celebración de la batalla de Kosovo Polje, las fuerzas de seguridad kosovares reforzaron la seguridad tras conocer que un grupo nacionalista serbio, La Guardia del Emperador Lazar, anunció su intención de participar en los actos conmemorativos. El emperador Lazar era el comandante de las tropas serbias en la batalla de Kosovo Polje.

El miércoles, el jefe de la Misión de la ONU en Kosovo (MINUK), Joachim Rucker, decidió prohibir a «la Guardia del Emperador Lazar o a cualquier otro grupo paramilitar serbio todas las actividades en Kosovo, como vestir uniformes o incitar al odio o a la violencia».

La Policía kosovar y las fuerzas de la OTAN (KFOR) también reforzaron su presencia en diferentes puestos de carreteras, donde controlaron el paso de vehículos. «La situación de la seguridad en Kosovo es de una calma frágil», declaró el portavoz de la Policía kosovar, Veton Elshani.

La Guardia del Emperador Lazar, creada a inicios de mayo en Krusevac (centro de Serbia), busca actuar, incluso con la fuerza, para mantener Kosovo unido a Serbia.

Con ocasión del aniversario de Kosovo Polje, el primer ministro serbio, Vojislav Kostunica, señaló, en una entrevista publicada en el diario «Politika» de Belgrado, que «actualmente Kosovo vive una nueva batalla entre la fuerza, representada por EEUU, y el derecho, personificado por Serbia».

«La cuestión es saber si vencerá la fuerza o el derecho. En Kosovo, sólo puede imponerse el derecho. Kosovo pertenece a Serbia y siempre pertenecerá a Serbia», añadió Kostunica.